Docentes del Chaco y Sus Vivencias -Argentina- "Un pueblo inculto es más fácil de dominar"

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sábado, marzo 17, 2007

El Riesgo Del Desierto No Está Demasiado Lejos

Por José Valentín Derewicki
Cactus
Enormes extensiones de campos sin pasturas, la tierra agrietada, sin montes y sin posibilidades de criar animales y menos agricultura. ¿Se imaginan este panorama? Un desierto.

Es la imagen que podrían tener el Chaco, Formosa y el norte de Santa Fe si se cumplen las predicciones del calentamiento global hechas por 2500 científicos de 130 países, quienes afirmaron que el 90 por ciento de ese proceso se debe a las actividades productivas.

En realidad no se trata de una visión apocalíptica, sino de las consecuencias catastróficas que tendría este calentamiento, debido a que la temperatura del planeta aumentaría en promedio de 5 a 6 grados centígrados a fines de este siglo desencadenando sequías (especialmente en nuestra región) y también inundaciones, temporales y huracanes, deshielos de los polos y alzas de los niveles de los mares.

Las consecuencias serán más devastadoras en los países y regiones más pobres, como Argentina. El pronóstico —cabe recordarlo— se debe al estudio realizado por Nicholas Stern, a pedido del gobierno de Gran Bretaña. De acuerdo con éste, Argentina perdería el 1,1 por ciento de su producto bruto interno sólo por inundaciones, a lo que hay que agregar los de sequía en el Chaco y en otras provincias.

No es todo, estos desastres provocarían también transmisiones de enfermedades infecciosas, como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla, el paludismo y el chagas, así como falta de agua dulce, pérdidas agropecuarias en vastas zonas, la extinción del 30 por ciento de las especies del planeta y daños en las infraestructuras.

En cuanto a la emisión de los gases que provocan el llamado efecto invernadero, los científicos nucleados en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, creado en 1988, recomendaron en París hace algunas semanas reducir esas emisiones, al prever que las subas de las temperaturas duplicarían la proporción del dióxido de carbono.

Estados Unidos, el mayor responsable de las emisiones, y China, en plena expansión, rechazaron el Protocolo de Kyoto (Japón), suscripto por decenas de países, entre ellos Argentina, que coincidieron en la necesidad de disminuir un 5,2 por ciento en promedio las emisiones para 2012.

El gobierno de George Bush sólo reconoció en 2005, ambiguamente, que existe un cambio climático y constituye un problema. Sin embargo, las estimaciones del cambio climático y el calentamiento global superaron las previsiones de Kyoto: los ambientalistas y reconocidos científicos advirtieron que los costos ecológicos, humanos y económicos resultarían desastrosos.

Estados Unidos, hasta el momento, sólo argumentó que “ayudará a timonear la tecnología y enfrentar el serio desafío del cambio tecnológico”. Pero, ¿que pasará en Argentina?

Según el estudio, nuestro país sería una de las 14 naciones más afectadas por las inundaciones, con pérdidas anuales que representarían el 1,1 por ciento del producto bruto interno —más de 2000 millones de pesos— alertó el “Cambio climático en la Cuenca del Plata”, un documento del Banco Mundial.

El profesor titular de climatología y director de la maestría en Ciencias Ambientales de la UBA, Vicente Barros, que intervino en este estudio, advierte: “El alza gradual de las temperaturas aumentaría la evaporación de los ríos de llanura y de montaña y repercutiría en la generación de energía hidroeléctrica cuando escaseen los combustibles fósiles, en 10, 20 o 30 años”, y agrega:

“El país perdería competitividad agropecuaria si el Chaco, Formosa y el norte de Santa Fe sufrieran sequías invernales más prolongadas y severas que las actuales, en tanto que ingresarían en el mercado mundial nuevos actores de zonas muy frías”.

Estuvimos hace poco en Chile y después del anuncio no sólo los medios de información masiva comenzaron a preocuparse y analizar el tema, especialmente del agua, porque la población y los cultivos se verían seriamente afectados.

En nuestro país, este verano se produjeron algunas señales, como las torrenciales lluvias y granizo en Formosa, Santiago del Estero, Córdoba, Catamarca y Tucumán (nosotros nos salvamos pero en cambio venimos soportando una sequía o falta de agua desde hace cuatro años), y también una crecida del río Paraná, que antes era inusual en esta época.

Esto último se asoció a los grandes desbosques del Amazonas, donde en los últimos 35 años se deforestaron más de 550.000 kilómetros cuadrados. En el sur del país, donde también advertimos la preocupación, ya se habla en forma insistente en el retroceso de los glaciares. En 48 de los 50 existentes ya se produce el fenómeno.

En nuestra provincia —o, si se prefiere, en el Gran Chaco Americano—, donde todavía gozamos de la bondad de los grandes cursos de agua, aunque no los utilizamos adecuadamente, necesitamos abrir el debate para que después no culpemos de nuestra desgracia a Dios o a la naturaleza.
Fuente: Chaqueña.

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