Todos Pueden Aprender

Primera Línea Online - 13/04/2007.

Con 35 pesos al año se puede evitar que un alumno repita el grado. Esa es la inversión que debería hacer el Estado en cualquiera de sus niveles, de acuerdo con los datos estimados por la asociación civil Educación para Todos, para implementar el programa “Todos pueden aprender” impulsado por Unicef, que ya demostró su eficiencia en 98 escuelas de Chaco, Jujuy, Misiones, Tucumán y Formosa.

Con el apoyo de los Gobiernos provinciales, la experiencia confirmó que aún en condiciones económicas adversas los chicos no están condenados a la exclusión del ámbito escolar ni a la repitencia, algo que parecía una regla confirmada por la práctica.

En todo el país, 1 de cada 10 chicos repite el primer grado y hay distritos donde ese nivel se eleva al doble. Son, claro está, los municipios más pobres de entre los pobres.

“Entre los chicos más pobres, 23 de cada 100 fracasan, comparados con 4,5 entre los sectores de ingresos medios y altos”, dice un informe de Unicef.

En ese contexto, “Todos pueden aprender” logró disminuir esa situación del 13,7 por ciento al 4,4 por ciento en las escuelas donde se aplicó, de forma tal que alrededor de un millar de pequeños lograron sortear el año escolar y pasar exitosamente al siguiente.

En el primer ciclo de educación formal, donde la experiencia se aplicó, los índices también lograron arrancar sonrisas. De primero a tercer grado los niveles de repitencia cayeron del 10,4 por ciento en 2004 a 4,4 por ciento el año pasado.

El gran secreto para el éxito fue modificar la práctica pedagógica, capacitar a los docentes y fortalecer la enseñanza de lengua y matemática. En total, el plan abarcó a 31 mil chicos y capacitó a 2.600 docentes, directivos y supervisores.

Básicamente, la utilización que se propone hacer del tiempo escolar es distinta de la habitual. En lugar de enseñar lengua durante los 40 minutos que dura una clase, se va mechando la materia a través de los contenidos de otras, como ciencias sociales, naturales y hasta matemática.

“Los chicos que participaron en el Programa no sólo evitaron el fracaso escolar, también mejoraron su rendimiento: mientras el 34 por ciento de los 350 grupos de primer grado alcanzaron un puntaje menor a seis puntos en 2004, en 2006 sólo el 8 por ciento de los chicos obtuvo esa misma calificación”, dice el informe que reseña el trabajo.

¿El costo? ¿La inversión? Una mínima parte del PBI. Apenas 35 pesos por alumno, para implementar la experiencia que, además, tiene una importancia sociológica trascendente.

Es que más allá del logro en el plano educativo, el programa logró demostrar que en condiciones educativas y económicas adversas, con herramientas que están al alcance de todos, es posible que el chico salga adelante, aprenda y se supere.

La relación pobreza - calidad educativa - resultados puede romperse aplicando este esquema, colaborando en el cierre de la brecha que separa cada vez más a los extremos de nuestra sociedad.

El fracaso escolar, contemplado como un todo, no es tanto responsabilidad del alumno como del sistema educativo. En un contexto de estudio adecuado, los chicos de clase sociales distantes (y de mundos completamente diferentes) obtienen los mismos resultados en el camino de la vida.

Después, claro, unos y otros tendrán distintas oportunidades. Pero, al menos, dispondrán de herramientas educativas parecidas para intentar mejorar o revertir lo que en la vida se les presente.

Alcides Cepeda** Agencia MP