Docentes del Chaco y Sus Vivencias -Argentina- "Un pueblo inculto es más fácil de dominar"

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miércoles, mayo 17, 2006

¿Qué Significa El “Espíritu” De La LFE Que Defiende La Iglesia?

Chaco Día Por Día - Miércoles 17 de mayo de 2006.
Pad
El gremio docente Utre Ctera emitió un comunicado de prensa, en el cual cuestiona la posición de la Asamblea Plenaria del Episcopado en relación al debate por la derogación de la Ley Federal de Educación.

"... Ser alfabeto significa no sólo saber leer y escribir, sino poder asumir una voz, un espacio, para actuar en su propia sociedad..."(ONU, 1990).

La CTERA ha denunciando desde su aprobación el perfil nefasto de la Ley Federal de Educación y las consecuencias concretas, en términos de desintegración del sistema educativo nacional, que ésta implicaría a mediano y largo plazo, a la vez que, desde entonces, ha luchado por resistirla.

Las consecuencias de esta ley hoy son claras para toda la sociedad pues está presente en todos los índices vinculados a los resultados de su implementación.

Entendemos que esto constituye un dato inobjetable de la realidad que hace impostergable su derogación y la definición de una Nueva Ley de Educación Nacional cuya construcción requiere de la participación activa de todos los sectores de la sociedad, fundamentalmente de los actores centrales del proceso educativo, esto es, los docentes y miembros todos de la comunidad educativa.

Desde esta perspectiva sorprenden las declaraciones atribuidas a la reciente Asamblea Plenaria del Episcopado que pretende minimizar la gravedad de la crisis que hoy vive el sistema educativo con un discurso que apunta a consolidar la idea de que sólo se requieren algunas “reformas” en la ley vigente, la cual –según manifiestan- presenta “debilidades” pero también “fortalezas”.

Y seguidamente, hacen referencia a la necesidad de mantener el “espíritu” de la LFE, en el cual, según ellos se encuentran garantizados los siguientes aspectos: el respeto a la libertad de enseñanza, el derecho de los padres a elegir la formación de sus hijos, la apertura de los contenidos a los valores trascendentes y, muy especialmente, el principio de subsidiariedad del Estado.

Hacer referencia a las bondades del “espíritu” de la LFE hace sospechar de la seriedad y profundidad del análisis de la situación si consideramos, por un lado, los indicadores de los últimos años en materia de educación y, por otro lado, si desconocemos la relación ineludible entre los fundamentos ideológicos de la ley en vigencia y los resultados concretos en materia de desintegración y atomización del sistema educativo.

Constituye una puerilidad pretender ignorar la relación estrecha entre el Proyecto de País, el Modelo Económico que lo sustenta y el Proyecto Educativo diseñado en una ley que entra en vigencia en la década del ’90, uno de los períodos más nefastos para nuestro país, donde se concretan el desguace del Estado Nacional y la pérdida o “flexibilización” de derechos sociales fundamentales, entre ellos, el Derecho Social a la Educación.

En tal sentido, debemos entender que cuando hablamos de una ley, o del “espíritu” de una ley, debemos tener en claro que el mismo se encuadra en un Proyecto de País, en un Modelo Económico, e incluso en un modelo ideológico que se pretende consolidar a través del modelo educativo propuesto en dicha ley. Esto y no otra cosa significó la Ley Federal de Educación.

Y por eso la resistimos e impulsamos su derogación.

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