Estado Rico, Provincias Pobres
La NaciOnline - 08/04/2007.
El clima de protesta en el interior del país revela la situación de las cuentas provinciales y expone la paradoja de un gobierno nacional cada vez más reacio a compartir su riqueza.
Protestas, paros, carros hidrantes, balas de goma, palos, gases lacrimógenos. Heridos. Un muerto. Las imágenes violentas de Neuquén, Salta y Santa Cruz -por mencionar sólo las más recientes- exhibieron con crudeza los contrastes de un país que se declara federal pero crispa la relación con las provincias.
País rico, provincias pobres, podría ser el punto de partida de una historia que, desde Santa Cruz hasta Jujuy, se repite, con mayor o menor intensidad, en casi todo el interior.
Docentes, judiciales, empleados de la sanidad, es decir, estatales, en líneas generales, que reclaman recomposiciones salariales en sintonía con las que propone el gobierno nacional, pero que las provincias no parecen estar en condiciones de afrontar.
País rico, provincias pobres. Luz amarilla para un sistema económico aparentemente exitoso, dicen los economistas. ¿Tienen razón?
Hoy la deuda pública de las provincias en su conjunto supera los 80.000 millones de pesos. Las estimaciones más confliables hablan de 87.000 millones de pesos para fines de 2007. El 70% de esa deuda está en manos del gobierno nacional.
Hace apenas cinco años la deuda de las provincias era de 68.000 mil millones y apenas el 15% estaba en manos del gobierno nacional. La ecuación, por lo tanto, es de fácil resolución.
Provincias pobres y endeudadas ante un gobierno nacional rico y con un año electoral por delante. Una extraña y peligrosa combinación, por cierto, cuando -como la mayoría de gobernadores coinciden-, los recursos de los que se vale el gobierno y que no coparticipa, provienen, precisamente, de las provincias.
Por quinto año consecutivo, el crecimiento de la Argentina superará el 8%, se repite en los círculos económicos. La nación mantiene el superávit fiscal y, aunque no se habla de nadar en la abundancia, los indicadores de consumo, crecimiento, recaudación e inversiones se empeñan en demostrar que la crisis -aquella que mostró su peor cara entre 2001 y 2002- hace rato quedó atrás.
Pero esa imagen de bonanza dista mucho de repetirse en el interior, donde quien más quien menos, depende pura y exclusivamente de los aportes nacionales para mantener en marcha los gobiernos provinciales.
Hay casos, como el de Misiones, por ejemplo, donde el 80% de los recursos que necesita para sostener su presupuesto, provienen de la Nación. O el de Catamarca, donde el 70% de la población económicamente activa, depende de un sueldo pagado por el Estado.
¿Historia nueva? No señor. ¿Reiteración de errores? Tal vez, pero todo depende del color del cristal con que se mire.
Aumento salarial piden los docentes en La Rioja. Otros maestros, en este caso salteños y que también reclaman mejoras salariales resultaron golpeados por la policía tras intentar acordonar la Legislatura provincial. Ya habían rodeado la terminal de ómnibus y habían protagonizado un corte de rutas.
En Misiones, donde los médicos residentes reclaman un incremento salarial, en los hospitales sólo se atienden casos de urgencia.
Es parecida la situación en Santa Cruz, donde los docentes se mantienen en conflicto desde hace más de un mes -con 11 días de paro- y, a medida que pasa el tiempo, suman adhesiones de los judiciales, empleados legislativos, municipales y sanitarios que también sostienen reclamos salariales.
Catamarca es otra muestra del mismo botón. Los médicos reclaman un incremento que no les dan y en los hospitales públicos se trabaja a reglamento. Los días en los que no hay marchas, sólo se atienden emergencias y las operaciones programadas.
En Córdoba, luego de un prolongadísimo conflicto con los docentes (también por cuestiones salariales), todo parece indicar que, a partir de mañana, el gobernador De la Sota conseguirá llegar a un acuerdo con los maestros provinciales.
En Mendoza, los trabajadores afiliados a ATE matienen un conflicto salarial con el gobierno provincial. No hay paros en Cuyo, pero sí marchas y cortes de calles.
En Misiones, los docentes acaban de conseguir un aumento, pero la crisis ahora se trasladó a la salud, donde ya se hacen paros de tres horas en los hospitales.
También en San Luis están en crisis los sectores docentes y de la salud, lo mismo que en Jujuy, donde los estatales acampan frente a la gobernación.
Del análisis económico se desprenden datos llamativos respecto de la relación gobierno-provincias y de la incidencia que los gastos de ambas tienen sobre sus respectivos presupuestos. Los salarios, por ejemplo, representan el 10% del total del presupuestos de gastos del gobierno nacional, pero hacen un promedio del 50% en los provinciales, con picos como los de Catamarca (70% ) o Misiones (80%).
El impuesto al cheque, que representa apenas el 0,6% del superávit primario de la Nación, sólo coparticipa con las provincias un 30%. El otro 70% queda en manos de la administración central.
Modificar la ley de coparticipación, parecer ser entonces la clave. ¿Se puede? Claro que sí. En 1994, cuando se modificó la Constitución, una de las cláusulas establecía que, antes de 1996, debía sancionarse una nueva ley de coparticipación federal. Sólo se necesita tiempo, decisión y voluntad política. No es tan fácil en un país que ya lleva once años de atraso en estas cuestiones.
¿Debería ceder el gobierno nacional parte de lo que recauda y no reparte entre las provincias? Juan Carlos Romero, el gobernador salteño, no tiene dudas. "La caja de la Nación crece y los recursos para las provincias son por los mismos porcentajes. Y si vamos a hablar con todas las letras, debería quedar muy claro que la coparticipación federal no es una ayuda que nos da el gobierno nacional. Son recursos propios de las provincias."
Y hay ejemplos que asustan. ¿Se anima a ver?
Salta recauda apenas el 20% de los recursos que necesita. El 80% restante lo aporta la Nación.
En Catamarca, donde el 70% de la población económicamente activa trabaja en el esado, el 70% de los recursos del presupuesto provincial provienen de los fondos coparticipables.
Las cuentas de La Rioja dependen en un 94% de los aportes del gobierno nacional. Alrededor del 75% de los riojanos subsisten gracias a un sueldo del estado.
Corrientes depende en un 90% de la coparticipación. El 80% de esa masa se destina al pago de salarios.
En Misiones, donde la recaudación apenas cubre el 20% del presupuesto, la deuda provincial es de 3046 millones. El Poder Legislativo acaba de aprobar la aceptación de un prestamo de la Nación por 200 millones de pesos para cancelar porcentajes de lo que hoy se debe.
La mitad del presupuesto de la provincia de Córdoba depende de los fondos coparticipables. El gobierno de De la Sota sostiene que la deuda pública de la provincia es de 7000 millones.
"Hay una fisura en el cimiento del edificio, la solvencia fiscal. Déficit en las provincias, subsidios crecientes, gasto electoral desbocado. Ojalá se corrija pronto, porque si no la vamos a pasar mal. Esta política fiscal expansiva es, sin dudas, una causa importante de la inflación real, que está, al menos, en un 15% anual", concluye Llach.
País rico, provincias pobres. Luces de alarma que se encienden.
Por Luis Moreiro
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