Docentes del Chaco y Sus Vivencias -Argentina- "Un pueblo inculto es más fácil de dominar"

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martes, julio 11, 2006

Sigampa: "La Educación Debe Tener Como Prioridad La Familia Y La Ética"

Diario Norte Edición Digital - Martes 11 de julio de 2006.
Place Of Worship
El arzobispo de Resistencia, Fabriciano Sigampa, destacó ayer durante el Tedéum que se celebró en la Catedral la necesidad de que la nueva ley nacional de Educación tenga entre sus prioridades a la familia y la ética, y que llegue a todos, especialmente a "aquellos que menos tienen".

También observó que otro de los desafíos es la reconciliación de los argentinos. "Divididos tenemos todas las de perder. Reconciliados, en cambio, tenemos todas las posibilidades de ganar y hacer grande a nuestro país", sintetizó.

El Tedéum, que es el primero que celebra Sigampa como arzobispo de Resistencia, contó con la presencia de autoridades del Ejecutivo provincial, del municipio capitalino y de las distintas fuerzas armadas y de seguridad. No asistieron el gobernador Roy Nikisch ni sus ministros.

El arzobispo Sigampa eligió el Tedéum (que en latín significa acción de gracias) del 9 de Julio para remarcar lo que señaló como dos desafíos pendientes que tiene la sociedad: la educación y la reconciliación.

Asistieron a la ceremonia religiosa la intendenta Aída Ayala, los diputados Juan Chaquires, María Barrios e Irene Dumrauf, el secretario de Obras Públicas de la provincia, Néstor Dellamea, y la subsecretaria de Cultura, Marilyn Cristófani, entre otras autoridades.

"Debemos preparar la educación para las nuevas generaciones, para los niños y los jóvenes de hoy, del presente y del futuro", dijo Sigampa en su mensaje y convocó a aprovechar el debate por la ley nacional de Educación, a la vez que abogó para que la nueva norma sea superadora respecto de la anterior ley federal.

"Necesitamos una educación que tenga presente a la persona y a la dignidad de su vida. Una educación basada en los valores de la libertad, de la verdad, de la justicia, de la paz, del trabajo, de la familia y de la fe", dijo y agregó: "necesitamos una educación que tenga prioridad a la persona y luego el proyecto, que otorgue primacía a la ética sobre la técnica, en la que no quede ausente la familia ni la fe."

Tras observar que la educación "es clave indispensable para transformar nuestra sociedad", monseñor Sigampa dijo que el Estado y la Iglesia "estamos llamados a acompañar ese proceso de educación".

"Si fallamos en la educación, fallamos en todos los otros niveles", advirtió y se mostró a favor de que la nueva ley que regirá el sistema educativo "esté fundamentada en los valores y que tenga muy presente a la familia, que no se la excluya". "Se tiende a excluir a la familia. Se dice que la familia no es capaz. La familia es capaz porque la creó Dios, que le ha confiado dos tareas: traer la vida y educar a los hijos", añadió.

También destacó la necesidad de que la educación "llegue a todos, especialmente a aquellos que menos tienen, de manera que vayan creciendo como personas en su dignidad, con una educación que les ayude a manifestarse como personas útiles a la sociedad".

Sigampa dedicó otro párrafo de su mensaje a la reconciliación de los argentinos. Aprovechó la presencia de las autoridades civiles y militares en la Catedral para observar que "un pueblo dividido no puede superarse."

"La reconciliación es un don de Dios y es tarea de todos los ciudadanos trabajar para lograrla. La reconciliación es una actitud profunda, duradera y fructífera. Es volver los ojos y el corazón a Dios. Volver los ojos y el corazón a mi hermano. Desterrar de mí todo resentimiento. Aceptar con responsabilidad mis faltas graves y mis errores del pasado", expresó en alusión al pasado reciente de Argentina.

"Hace falta el perdón y la reconciliación, que suponen en cada uno de nosotros arrepentimiento y conversión. Ese es el mayor desafío. Superado ese podemos alcanzar los otros", destacó. "Me alegro de que estén hoy aquí las autoridades civiles y militares. No podemos vivir en una continua discrepancia, excluyéndonos mutuamente, porque así divididos tenemos todas las de perder. Reconciliados, en cambio, tenemos todas las posibilidades de ganar, y hacer grande nuestro país", indicó.

"Hoy hay muchas voces que se levantan para juzgar, pero podemos ser miopes. Juzgar lo que nos conviene, y dejar en la penumbra aquello que no nos conviene. Tenemos que ser justos y verdaderos en las apreciaciones. Aún aquellos que han errado han enseñado, aquellos que con su error nos han mostrado que ese no es el camino de los argentinos. Y tenemos tiempo para arrepentirnos y cambiar de actitud", concluyó.

Dirigiéndose a las autoridades presentes, Sigampa los invitó a "ser fieles y generosos en esta responsabilidad asumida", recordando que son "a un mismo tiempo, miembros de la Iglesia y ciudadanos argentinos".

"No puedo vivir separadamente por un lado mi fe, y por otro la vida cotidiana. Es precisamente la fe la que me obliga al más perfecto cumplimiento de mis obligaciones temporales", indicó.

"Todo esto se traduce en promover la práctica de los valores de la verdad, la honradez, de la laboriosidad del servicio al bien común", añadió el arzobispo, a la vez que aseguró que "con estos valores vividos intensamente ponemos fin a los males que se derivan de la corrupción."

Recordó, además, que en 2010 se cumple el bicentenario de la Declaración de la Independencia. "Nos faltan escasos cuatro años para preparar y celebrar ese acontecimiento, que debemos hacerlo con una buena y metódica dedicación", dijo.

"Que nuestro corazón de argentinos y de cristianos esté abierto especialmente a las necesidades de aquellos que más lo necesitan. Que nunca nuestro corazón se cierre al hambre, a la desnudez, a la falta de techo, a la falta de salud, y a todas aquellas faltas que traen como consecuencia y afectan la dignidad de las personas", añadió.

"Todos somos capaces de transformar el país, porque Dios ha hecho de este país un país rico. Un país que tiene suficiente, que tenemos que ordenarlo mejor, distribuir mejor, de manera que nadie se vea privado de nada, sino que todos tengamos para vivir aquello que nos hace falta", concluyó monseñor Sigampa.

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