Pocos Laboratorios Hacen Control De Calidad
La NaciOnline - 25/09/2006.
Análisis clínicos: sólo el 22% cuenta con algún tipo de acreditación. De los 5500 que existen en el país, apenas 5 obtuvieron la norma IRAM-ISO 15.189, de validez internacional.
En la Argentina, nada obliga a un laboratorio de análisis clínicos a controlar la calidad de los resultados que entregan a los pacientes. De hecho, apenas el 22% de los centros habilitados para funcionar en el país cuenta con algún tipo de certificado que acredite objetivamente su calidad.
Esta situación, en la que todo parece a simple vista depender de la buena voluntad y de los esfuerzos individuales para brindar un servicio confiable, aumenta el riesgo de que fallen los mecanismos de prevención de las enfermedades y puede inducir a errores en el diagnóstico y en los tratamientos, en un país en el que un tercio de las personas que consultan al médico salen del consultorio con un pedido de análisis clínico, según el Programa de Indicadores de Calidad de la Atención Médica, de la Sociedad Argentina para la Calidad en Atención de la Salud (Sacas) y el Instituto Técnico para la Acreditación de Establecimientos de Salud (Itaes).
"En este momento, no existe ninguna obligación de controlar la calidad durante el proceso bioquímico que, desde la extracción de la muestra, permite llegar a la información que se les entrega al paciente y al médico", señaló la doctora Edith Merea, presidenta de la Asociación de Laboratorios de Alta Complejidad (ALAC).
En la actualidad, apenas cinco laboratorios de análisis clínicos argentinos están acreditados con la norma IRAM-ISO 15.189, que otorga el Organismo Argentino de Acreditación (OAA), creado por decreto presidencial y con aval de los organismos internacionales de acreditación de la calidad en los análisis clínicos.
Esos laboratorios, cuyo listado publica la OAA en su sitio en Internet ( http://www.oaa.org.ar/ ), cuentan con un reconocimiento de su competencia técnica en la realización de exámenes en la especialidad para la que se extendió la acreditación (química, orina, parasitología, microbiología, endocrinología, hematología, inmunología, entre otros) y confirma que cuentan con un sistema de control de calidad. En cambio, la norma ISO 9001 "únicamente certifica la existencia de un sistema de la calidad implementado", como define la OAA, pero sin garantizar la competencia técnica.
A esos cinco laboratorios se suman otros 1200 que cuentan con una acreditación de garantía de calidad otorgada por la Fundación Bioquímica Argentina (FBA) y que, a diferencia de la norma ISO, sólo tiene validez nacional. "De los 5500 laboratorios que funcionan en la Argentina, 1200 están acreditados por la FBA. Esa acreditación garantiza la calidad de los procesos y de los resultados, y que el laboratorio cumple con los estándares de bioseguridad", explicó el doctor Norberto Cabutti, presidente de la FBA.
La lista de centros locales acreditados se completa con los siete que cuentan con una certificación de calidad extendida por el Itaes, otra de las pocas entidades que en el país certifican la garantía de calidad de los procesos de análisis clínicos. Claro que también hay muchos laboratorios que no están acreditados, pero participan de programas de control de calidad. Esto no garantiza que las prácticas sean correctas ni incorrectas, como tampoco lo hace contar con la habilitación que otorga el Ministerio de Salud de la Nación.
"Participar en los programas de control de calidad y de control externo no asegura la calidad en el resultado particular de cada paciente, sino que le sirve al laboratorio para poder dilucidar qué errores comete y prevenir que se repitan. La participación es anual y los centros deben inscribirse cada año", explicó la doctora Marta Torres, que es una de las directoras del Programa Buenos Aires de Control de Calidad del Cemic, en el que participan unos 420 laboratorios de las distintas especialidades de la Argentina y América latina, y de todos los hospitales porteños.
Varios son los errores más frecuentes que se atribuyen a la falta de control de calidad. Anotar el nombre de un paciente en el recipiente con las muestras de otro, extraerle sangre a una persona que no realizó el ayuno adecuado, colocar un código de barras en un tubo equivocado, no realizarle el servicio técnico oportuno a las máquinas de procesamiento de las muestras, no reemplazar las puntas de absorción de los materiales, no controlar la fecha de vencimiento de los líquidos reactivos, o redactar equivocadamente el informe con los resultados.
"Puede existir una acumulación de errores, pero el control de calidad es lo que ayuda a organizar los procesos -opinó la doctora Merea-. La calidad es cara y los aranceles de los análisis están muy deteriorados [un hemograma suele costarles a las obras sociales o las prepagas 2,50 pesos]."
Según trabajos publicados en los Estados Unidos, el 60% de los errores ocurre en la etapa preanalítica y posanalítica de una muestra. "La correcta identificación del paciente suele ser el principal error en la etapa previa al análisis de la muestra, según un informe del Colegio de Patólogos de los Estados Unidos", dijo la bioquímica Silvia Depardo, técnica del Area de Laboratorios de la OAA. En general, para Depardo, "en la Salud no hay un demasiado control y cada uno trabaja con su ética."
"No existe una normativa central que organice el control de calidad en los procesos dentro de los laboratorios de análisis clínicos, como en los Estados Unidos o Brasil. En general, se trata de una cuestión de voluntad del laboratorio de invertir tiempo, energía y dinero en pos de la excelencia", dijo el bioquímico José Oyhamburu, ex presidente de la Sección Bioquímica del Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal.
Por lo tanto, según coincidió la mayoría de los especialistas consultados por LA NACION, el "olfato" del médico frente a los resultados de sus pacientes es lo que muchas veces permite advertir el error. "El médico dará crédito o no a los valores escritos en el informe, según la confianza que le tenga al laboratorio, lo que requiere la experiencia del médico en el manejo de los resultados", agregó Oyhamburu, uno de los directores del Laboratorio Central del Hospital Italiano.
Según indicó, se estima que el 70% de la información médica de un paciente surge de análisis clínicos. Para el doctor Camilo Marracino, vicepresidente de la Sacas,la calidad nace de la voluntad, aunque ciertas normas ayudarían a recordar las obligaciones.
"En los Estados Unidos, por ejemplo, existe una política de promoción de conductas de calidad -comentó-. Desde la sociedad tratamos de que obras sociales y prepagas tomen la acreditación como eje de su plan de acción y que no sean ellos los que evalúen a los laboratorios que contratan para sus afiliados, sino un tercero con mérito para evaluar la calidad en los procesos. Esto, en la Argentina, no ocurre."
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION
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