Docentes del Chaco y Sus Vivencias -Argentina- "Un pueblo inculto es más fácil de dominar"

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lunes, marzo 26, 2007

¿Discurso Autocompasivo O Posibilidad Real?

Chaco Día Por Día - Lunes 26 de marzo de 2007.
Zany
Libertad de prensa. En noviembre de 2006, el portal www.zonalibre.org realizó una encuesta entre periodistas del Chaco con el fin de diagnosticar la situación del ejercicio profesional. La mayoría de las muestras fueron recogidas en los lugares de trabajo.

Así, 116 periodistas respondieron el cuestionario. De esos, el 77 por ciento vive en Resistencia; el 3 por ciento en Barranqueras, y el 20 por ciento en el interior del Chaco (Pampa del Indio, Castelli, Quitilipi, San Martín, Villa Ángela, El Colorado, Tres Isletas y Sáenz Peña).

El 50 por ciento de los encuestados cree que en el Chaco, en relación al resto del país, las condiciones para ejercer el periodismo son las mismas; en cambio el 45 por ciento cree que son peores las condiciones.

Entre una y otra medida, hay cinco puntos de diferencia, que no es mucho. Supongamos que las condiciones en nuestra provincia son “peores”, ¿será por el bastardeo laboral que se sufre diariamente?

Sería cínico hablar de libertad de prensa en una provincia donde hay muchos periodistas que cobran salarios por debajo de la línea de pobreza.

Lo confirma el 48 por ciento de los encuestados: cree que a los periodistas se les paga Muy mal; en cambio, un 33 por ciento dice que se les paga simplemente Mal.

De los cuatro diarios locales, en dos de ellos (empresas privadas) la oferta laboral para un redactor que ingresa oscila entre los 350 y 550 pesos. En las radios de mayor audiencia, un movilero gana entre 200 y 500 pesos.

De acuerdo a las últimas estimaciones del Indec, un salario por debajo de los 850 pesos es un salario de hambre. ¿Serán los bajos ingresos el único inconveniente de la realidad provincial?

Parece que no. Por abrumadora mayoría, con 85 puntos, se reconoce en la encuesta que la formación del periodista es lo que más influye en la calidad del periodismo; le siguen, con 50 puntos, los condicionantes económicos del medio; 43 puntos para los condicionantes políticos, y 35 puntos para el temor a la pérdida del trabajo. Los valores humanos y el compromiso, al igual que la autocensura, obtuvieron sólo 1 punto.

Todo un detalle el de la autocensura, ya que la encuesta revela algunas contradicciones o falta de precisión en las respuestas por parte de algunos periodistas. Preocupante, si se tiene en cuenta que fue un trabajo anónimo para alentar respuestas honestas.

De acuerdo a la encuesta, pareciera que la autocensura no existe. Sin embargo, el 70 por ciento dice que a la hora de evaluar la información la prensa prioriza los intereses políticos y económicos. Siguiendo esas prioridades, el impacto se lleva el 17 por ciento de la atención; el interés social sólo el 12 por ciento.

Si hay tal grado de intereses en juego, es de esperar que haya un grado simétrico de recorte o de omisión de la información, que se traduce en una dinámica de trabajo cotidiano donde los periodistas sabemos qué publicar y qué no.

Más contradicciones: el 41 por ciento dice que alguna vez no publicó información política comprometedora (la mayoría, dice que más de una vez no publicó ese tipo de información). Si tenemos en cuenta esta lectura, el periodismo local se asemejaría a una película bizarra que redunda en la parodia del compromiso.

Entre los dos ejes de poder, el político y el económico, el tejido social queda relegado a último orejón del tarro.

Por otra parte, el 65 por ciento reconoce que recibió algún tipo de presión; de esos, el 38 por ciento fue presionado más de una vez y el 12 por ciento muchas veces.

Los que más se encargaron de ejercer esas presiones fueron: funcionarios, empresarios, políticos y colegas de trabajo (esto último, ¿no será una forma de autocensura?).

En relación a esto, curiosa fue una respuesta individual, donde el periodista propone que las presiones sean consideradas “recomendaciones”. Si seguimos esta propuesta, las recomendaciones de los representantes de los intereses políticos y económicos han sido muy buenas recomendaciones. Sobre todo en tiempo de elecciones.

¿QUIÉN INVESTIGA A QUIÉN?

Sabemos que en teoría, el periodismo debe alentar la transparencia y promover la justicia. Sobre esto, el 44 por ciento dice que la justicia debería encargarse de investigar la corrupción; el 26 por ciento cree que deberían hacerlo los organismos de control; el 12 por ciento cree que son los funcionarios quienes deberían investigar; y sólo el 2 por ciento dice que es una tarea de todos los ciudadanos.

En cambio, el 16 por ciento cree que el periodismo debería investigar. Pero qué ocurre cuando los gobiernos no gobiernan o los funcionarios no funcionan, como dice Eduardo Galeano. El periodismo de investigación no puede ser el único requisito para hacer buen periodismo.

Una tarea informativa amplia, con consulta a una diversidad de fuentes, sería igual de respetable. En nuestra provincia faltan las dos cosas.

RIESGOS Y EXCUSAS

El 72 por ciento de los encuestados nunca fue amenazado; el 11 por ciento fue amenazado una sola vez; el 12 por ciento recibió amenazas más de una vez y el 2 por ciento, muchas veces. En cambio, sólo el 1 por ciento cree que el temor a agresiones físicas influye en la calidad del periodismo.

Se dice que esta es una profesión de alto riesgo, donde se expone uno públicamente. Pero los límites de la libertad de prensa se ven cuando esa libertad se ejerce y confronta los distintos intereses sociales, y no los de una parte.

Se habla mucho de libertad de prensa. Se organizan congresos, seminarios y encuentros para recordarla. Pero hasta dónde, esa invocación verbal, no es más que una forma de sentirnos menos humillados ante la aplastante realidad de un periodismo atado al boletinismo de Gobierno.

¿Qué grado de responsabilidad tenemos los periodistas? El 83 por ciento cree que la prensa le oculta información a los ciudadanos: se versea mucho sobre libertad de prensa.

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