La Educación Nos Hace Libres

Nusquam - Viernes 18 de noviembre de 2005.

17/11/2005

OPINIÓN

Artículo cedido por el autor a Nusquam.

*Publicado en Diario Norte el domingo 13 de noviembre de 2005.

Por: Eduardo López. elopez@diarionorte.com

Es un toque de distinción, queda bien y no puede faltar que un programa de gobierno afirme que su prioridad es la educación. Lo mismo puede decirse, en épocas de elevados índices de pobreza e indigencia, incluir como la máxima preocupación a “los que menos tienen” y que “todos tengan igualdad de oportunidades”.

Después, cuando llega el momento de hacerlos realidad, los interpretan a su modo o los cumplen a cuentagotas de modo que las prioridades tienen otros destinos y otros centros. Por ejemplo, el tema de la preocupación de los que menos tienen, se lleva adelante pero de tal manera que los favorecidos nunca salen de ese sector, porque se comprueba que si eso se produce, empiezan a obrar con independencia y eso no conviene a los malos gobernantes, aunque digan otra cosa.

Y al político (mal político) le satisface que muchas personas dependan de él y lo hace sentir. Para él es muy positivo que cada vez haya más que menos tienen, porque de esa manera puede mantener cautivas a más personas bajo el manto de una mentirosa promoción. Esto supera en perversidad a la recordada y vilipendiada política del pan dulce y la sidra. Aquello, si se quiere, era el regalo de algo no tan necesario. Esto, en cambio, es cuestión de vida o muerte.

Y hablando de superar las falencias, en los primeros años de la era radical en el Chaco se lanzó el plan provincial de alfabetización “Nunca es tarde” para terminar esa lacra que ponía al Chaco en el furgón de cola del país. Uno de cada diez chaqueños no sabía, entonces ni leer ni escribir.

Una docente de alma, la hoy diputada nacional Olinda Montenegro ideó y llevó a la practica el proyecto que se basó en el voluntariado con la participación de todos los sectores, aún de las fuerzas armadas y de seguridad.

Personalidades de todo el país como Ernesto Sábato y el dibujante y escritor Fontanarrosa fueron partícipes de la iniciativa que sembró de centros de alfabetización la provincia, aún en los rincones más recónditos.

El método chaqueño para leer y escribir fue bendecido y elogiado por organismos internacionales y adoptado por el Ministerio de Educación de la Nación para extenderlo a todo el país. Los resultados iniciales alentaban, al reducirse casi en tres puntos la tasa de analfabetismo, que aún así sigue siendo de las peores del país.

Desgraciadamente hay que decir que quedamos a mitad de camino con el peligro de perder lo que se logró. No hace muchos días el Boletín de Prensa de la Gobernación, una publicación diaria en la que las autoridades de la provincia difunden sus tareas en beneficio de la población, informaba que en la actualidad “ya son 2.553 alumnos que reciben asistencia pedagógica en las 1.307 Casas Alfabetizadotas que hoy tiene la provincia y que son coordinadas por 873 alfabetizadores voluntarios”.

El informe agrega, en otro párrafo que “en el censo 2001 se registraron 30.000 alfabetizados por el plan provincial y que actualmente el número ascendió a 35.000 por la continuidad en la tarea alfabetizadota”. Un simple cuenta dice que si en los cinco primeros años del plan (1996-2000) se llegaron a alfabetizar 30.000 y en los cinco siguientes (2001-2005) sólo 5.000 más (una sexta parte), el plan ha decaído notablemente y en vez de acelerar sus resultados para el objetivo final los ha casi paralizado. En una palabra, se ha perdido la mística inicial que supo imponer Montenegro.

Si a esto se suma que las condiciones socioeconómicas de pobreza e indigencia aumentaron y obligaron a muchos padres a no mandar a sus hijos a las escuelas, a otros a sacarlos y a muchos a dejar de pensar en aprender a leer y escribir para poder comer para vivir, se puede deducir que en poco más se podría malograr lo mucho y bueno hecho hasta ahora.

La Agrupación Barrios de Pie, que tiene centros alfabetizadores que responden al plan nacional que tomó como modelo al chaqueño, tiene un relevamiento que señala que en el Chaco hay 60.000 analfabetos y que hay 153.000 personas que no terminaron la escuela primaria y 75.000 más que no terminaron la secundaria luego de haberla iniciado. Un campo por demás amplio para una acción enérgica.

Creemos que erradicar el analfabetismo es posible en un relativo corto plazo como puede ser una década. Sólo hay que quererlo. Lo que pareció un buen camino se ha desacelerado de tal manera que está en retroceso. Es imposible pensar que esto se deba a algo deliberado por la liberación que significa saber leer y escribir. Más bien preferimos pensar que se mira desde otra óptica.

Pero si la prioridad es la educación, y si es la obra más importante –más que los edificios que también son necesarios- el Plan Provincial de Alfabetización tiene que despertar de su letargo.