Celulares
Cuando alguien pide el número de mi celular, suelo responderle que no puedo dárselo. Alguno pensará que soy un exquisito porque me reservo ese espacio de "exclusividad" y no se lo entrego a cualquiera. Pero en seguida lo saco de su primera impresión. No lo doy por una razón obvia: no tengo celular.
Todos ponen cara de sorpresa. Millones y millones de argentinos lo usan, y yo no tengo. La pregunta es por qué. Porque no lo necesito. Si alguien quiere comunicarse conmigo, llaman a mi convento.
Y si estoy de viaje, cualquiera de mis hermanos franciscanos saben en qué teléfono del país me pueden encontrar. Como buenos hermanos, siempre transmiten la información.
Pero entendámonos: que nadie piense que estoy en contra del celular. Todo lo contrario, para muchísima gente el aparatito resulta útil, y para muchísima otra, utilísimo.
Sin embargo, hay que reconocer que es una moda y una adicción muy difundida, sobre todo entre gente joven, y más todavía entre las y los adolescentes (en ese orden).
Lo de moda uno puede entenderlo, como tantas otras. Lo preocupante es que de la moda se pasa a la adicción, una forma de esclavitud.
En teoría es un estupendo medio de comunicación interpersonal, que puede convertirse en formas de aislamiento en relación a los demás. Esto se nota sobre todo en el chat y en los mensajes de texto.
Contrariamente a lo que sucede con la palabra hablada -donde uno suele decir los términos completos- los mensajes escritos están llenos de abreviaturas, usando códigos de signos cada vez más concentrados.
Algunos son ya clásicos, y los usábamos en nuestra época de estudiantes: tb, pq, ¿?, ¡! ... Pero hay otros ininteligibles para no iniciados: a2 (adiós), b (besos), tq (te quiero), tk (te quiero. ¿Qué significa QT1BD? que tengas un buen día ...
La explicación que suelen dar los chicos ante el uso de abreviaturas es que hay poco espacio y muchas ganas de decir mucho en poco tiempo. Lo importante es que se entienda, dicen.
¿Pero siempre se entienden? Sería interesante preguntárselo a la gente joven de la familia o del colegio.
José Ceschi.
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