Cuatro De Cada Diez Desocupados Tienen Menos De 25 Años

El Diario de la Región - Lunes 03 de abril de 2006.

Un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) revela que los jóvenes en Argentina sufren un nivel de discriminación laboral incluso superior al de Francia con la promulgación del CPE.

El Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) difundió ayer un informe en el que deja al descubierto la situación discriminatoria a la que se enfrentan los jóvenes en el ingreso al mercado laboral. De hecho, los adultos menores de 25 años de edad representan más del 40% del desempleo total.

El informe advierte que aunque se trate de un tema extremadamente polémico, "no se debería seguir ignorando que los jóvenes en Argentina sufren un nivel de discriminación laboral incluso superior al observado en Francia".

Frente a los graves problemas laborales que sufren los jóvenes, el gobierno de Francia decidió impulsar un régimen laboral especial, que generó la reacción de los supuestos beneficiarios de la medida y de una gran parte de la población ha sido el rechazo a través de protestas masivas.

Los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, correspondientes al cuarto trimestre de 2005, permiten comparar la situación laboral de los jóvenes entre 14 y 24 años de edad respecto a los adultos, mayores de 25.

Entre los jóvenes, sólo el 44% participa del mercado laboral, mientras que entre los mayores de 25 años la participación laboral asciende al 77%.

La tasa de desempleo entre los jóvenes es del 24,3%, mientras que entre los mayores de 25 años es del 7,3%.

Entre los jóvenes que tienen un trabajo como asalariados (excluyendo el servicio doméstico), el empleo “en negro” alcanza al 60%, mientras que entre los mayores de 25 años el empleo no registrado llega al 38%.

Las dificultades que enfrentan los jóvenes para acceder al mercado laboral se evidencian en dos vías. Por un lado, los jóvenes tienen menor tasa de participación laboral, debido a que muchos dedican su tiempo de manera exclusiva al estudio, pero en muchos otros casos refleja las limitadas oportunidades que enfrentan para encontrar empleo.

Por otro lado, quienes se deciden a participar del mercado de trabajo, sufren más intensamente el desempleo. Adicionalmente, cuando consiguen un empleo, en la gran mayoría de los casos, es un empleo “en negro”.

Vale decir que ante la ley los jóvenes tengan los mismos derechos laborales que los adultos, en la realidad opera un trato claramente discriminatorio. En otras palabras, aplicar un mismo conjunto de normas a grupos muy heterogéneos termina generando el resultado opuesto al buscado.

En lugar de universalizar un nivel básico de protección laboral, esta estrategia termina degenerando en desprotección y diferencias irritantes precisamente contra quienes se busca proteger.

Aplicar similares reglas de juego para situaciones muy diferentes produce tratos muy inequitativos. A igual regulación laboral, es lógico que las empresas tiendan a preferir personas con mayor experiencia y formación para el trabajo; esto implica una situación de desventaja para los jóvenes.

Por un elemental principio de equidad se justifica repensar las regulaciones laborales en función del objetivo de facilitar y estimular la contratación de los jóvenes.

En Argentina, hay figuras jurídicas especiales orientadas a facilitar la inserción laboral de los jóvenes. Sin embargo, por fallas de diseño y de aplicación, su impacto es casi irrelevante.

Salvo experiencias puntuales –como el caso del Programa Primer Paso, en Córdoba– la normativa laboral vigente desincentiva la contratación de jóvenes. En este sentido, Idesa aconseja que si se quiere continuar disminuyendo la tasa de desempleo, necesariamente hay que tomar medidas contra el desempleo juvenil ya que los jóvenes menores de 25 representan más del 40% del desempleo total.