Para Terminar Con La Miseria Salarial Docente

Carta de Lectores - El Diario de la Región - Miércoles 17 de agosto de 2005.

Algo faltaba para que a los docentes chaqueños "nos cayera la ficha" sobre la miseria de nuestros salarios: la lucha de los trabajadores del Garrahan por un básico de $1.800, igual al costo de la canasta familiar, colocó en su justo lugar los $360 del famoso ex 2º básico docente a nivel nacional (el "aumentazo" acordado ahora por Solá y la burocracia del SUTEBA en Buenos Aires, lo supera pero, siempre en la franja de los 300/400 pesos, donde están todos).
A pesar de esto y de que las huelgas parciales de maestros y profesores, luego del receso de invierno, involucraron en principio a 8 provincias, la conducción nacional de CTERA volvió a hacer lo mismo que durante el primer semestre: siguió considerándolas luchas localizadas, por provincias, sin conexión unas con otras, trabajando para su derrota.
Por su parte, la reacción del Estado ha sido brutal. Descuento de días de huelga; afirmación de que los docentes se encuentran muy bien pagos; movilización de punteros para producir choques entre padres y maestros. El gobierno nacional acaba de elevar a 11% la contribución previsional de los estatales, lo que incluye a los maestros, con la consiguiente reducción de los salarios. Confía absolutamente en sus métodos de presión sobre la burocracia de los sindicatos, para poner fin a cualquier plan de lucha. No tiene otra política.
Del lado de los docentes, el apoyo a las huelgas parciales ha sido masivo, a pesar de las amenazas. En Córdoba, tuve lugar una movilización de casi diez mil maestros. Sin mencionar la heroicidad con que los compañeros chaqueños mantuvieron la huelga, a pesar del ataque sistemático de los medios de comunicación oficialistas, que no dicen una palabra sobre el paso del tiempo, sin que se convoque la Comisión de Política Salarial, prometida por el Gobierno.
Pero la vía para quebrar la obstinación oficial (una obstinación que responde a la necesidad de cumplir con las exigencias de los dueños de la deuda pública, y del FMI) es, en primer lugar, la huelga nacional. Sea de 48, de 72 o de 96 horas, la huelga deber ser nacional, o sea organizada en común y con un propósito reivindicativo común, por parte de todos los sindicatos docentes del país.
Es falso que la negociación sea obligadamente provincial, ya que todas las huelgas provinciales que hubo hasta ahora, se arreglaron como consecuencia de una intervención directa del gobierno nacional.
La huelga nacional debe abarcar a la totalidad de las provincias, incluso las que no están en huelga, pero que ya lo estuvieron y no consiguieron lo que reclamaban. Las huelgas parciales no pueden ser la única forma de lucha: desgastan a maestros, padres y alumnos. Al cabo de una o dos huelgas parciales, se impone la huelga indefinida. O se atienden de una vez las reivindicaciones, o no hay clases. Si se atienden las reivindicaciones, hay espacio para reorganizar el año lectivo, sin imposiciones, para colaborar con que los alumnos puedan recibir el dictado de clases establecido. Las luchas se sostienen si tienen un carácter popular y si involucran directamente a la masa de los trabajadores que necesitan de esa lucha. La conducción de la lucha debe ser asamblearia y de ningún modo burocrática; los docentes deben decidir, no recibir órdenes. La conducción burocrática de una huelga delata la intención de liquidar la huelga; lo que sólo puede hacerse burocráticamente. Siguiendo los ejemplos de los autoconvocados de Salta, de Amsafé Rosario, de los plenarios de delegados de escuela de las seccionales opositoras del SUTEBA; esos ejemplos indican que es necesario convocar a asambleas locales y generales y elegir comités de lucha y de huelga.
Las huelgas docentes en todo el país, testimonian el malestar social enorme de las masas argentinas y la presión política creciente que ese malestar suscita. No son un fenómeno gremial; a través de las huelgas docentes se expresa una fuerte necesidad del pueblo. Llamamos a apoyar decididamente las reivindicaciones docentes y llamamos a impulsar una política de huelga nacional, masiva, indefinida; una huelga capaz de quebrar la resistencia del Gobierno. El Partido Obrero está completamente jugado en este camino, que es el camino de la victoria.

Daniel García, docente, candidato a diputado nacional por el Partido Obrero.