Docentes del Chaco y Sus Vivencias -Argentina- "Un pueblo inculto es más fácil de dominar"

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viernes, agosto 19, 2005

VARIABLE DE AJUSTE K


Por Ricardo Fierro
Especial para Agencia NOVA.

Según el gobierno, el país recuperó el nivel de producción que tenía antes de la crisis. Según los datos oficiales, entre diciembre de 2001 y junio de 2005, la canasta básica de alimentos aumentó un 89%, mientras que el salario en blanco sólo lo hizo un 46%, el salario en negro un 24 %, la jubilación media un 33%, y los planes sociales el 0%.
Casi todo lo que creció el presupuesto estatal fue a parar al pago de la deuda externa y a beneficiar a los grupos monopolistas y terratenientes, manteniendo salarios de pobreza para los estatales, y la crisis de la salud, la educación y demás servicios públicos.


Si se compara la situación actual con la situación de 1975/76 (antes del golpe de Estado que comenzó la política de robo salarial), basta decir que antes del 24/3/76, la mitad (el 50%) de la producción nacional iba a salarios, y se ha reducido, en la actualidad, a menos del 20%. Es decir, en el 75/76, de cada $ 100 de producción, $ 50 iban a salarios y 50 a las patronales, terratenientes y el Estado; mientras que hoy de los mismos $ 100, van a salario $ 20 y las patronales, los terratenientes y el Estado se llevan $ 80.

Cuando hablamos de saqueo salarial, nos referimos a la suma de todo lo que reciben los trabajadores: el sueldo de los ocupados, los aportes que les retienen con los que se pagan las jubilaciones y funcionan las obras sociales, y el 48% de los impuestos que cobra el Estado (impuestos indirectos que se pagan en los precios de los alimentos, bebidas, cigarrillos y demás elementos de consumo), que deberían garantizar el salario de los estatales, los sistemas de salud, educación, planes sociales, etc..
Para mantener la política en la que el salario es la variable de ajuste de la economía, se mantiene un ejército de desocupados hambreado. La amenaza del despido es un chantaje que presiona sobre los ocupados para que aguanten los bajos salarios, jornadas de 12 horas 6 días de la semana, y ritmos de trabajo infernales.
Para que esa amenaza funcione, las patronales y el gobierno sostienen el aparato sindical con jerarcas propatronales y empresarios, otros que son funcionales a la política del gobierno y sectores conciliadores.

La otra herramienta de esta política es la creciente represión. La prensa del sistema, el gobierno y el aparato sindical trabajan para aislar cada lucha. La Justicia del sistema criminaliza la protesta: hay más de 4000 dirigentes sociales procesados, y se recurre cada vez más al encarcelamiento, el despliegue represivo y las provocaciones de “los servicios” o de las patotas de los jerarcas sindicales.
Las luchas de diciembre, sobre todo la de los trabajadores del subte, en las nuevas condiciones de reactivación de la economía, instalaron desde abajo el reclamo de un salario de acuerdo a la canasta familiar de $ 1800. Se inició así una primera oleada de lucha salarial.
El movimiento de desocupados, golpeado pero no derrotado por la política de Kirchner, comenzó un proceso unitario y de confluencia con las luchas de los ocupados.
La lucha de los trabajadores del Garrahan, en el contexto de las luchas docentes, de hospitales y sectores estatales, judiciales y municipales, inició la segunda oleada de lucha salarial. Esta oleada va unida a la profundización del plan de lucha unitario de los desocupados y jubilados, con las jornadas que arrancan el 16.

Kirchner ha hecho de la lucha del Garrahan un “caso testigo”. Sabe que si concede a los reclamos, habrá “efecto dominó”, con una catarata de luchas para “equiparar con el Garrahan”. Casi todos los sindicatos estatales de la CGT trabajan para el Estado contra los trabajadores.
ATE ha buscado poner distancia de la firmeza de la lucha del Garrahan, “amenaza” con un paro “si hay despidos”, pero se niega a convocar a un paro nacional en apoyo a la lucha, como reclaman los trabajadores. Es la misma política de Ctera, oponiéndose a la nacionalización de la lucha cuando hay paros en numerosas provincias. Se oponen al paro nacional y a la huelga para no poner en el blanco a la política de Kirchner.

Contra la trampa electoral
El objetivo del gobierno y las clases dominantes es plebiscitar, en las elecciones de octubre, la política de hambre, entrega y represión. Oculto por el doble discurso, preparan para después de las elecciones el acuerdo con el FMI, con tarifazos, y otras exigencias como la de pagar más deuda externa. El gobierno necesita fortalecerse para ir más a fondo con la viga maestra de su política de robo salarial.
La pelea entre Kirchner y Duhalde, los acuerdos electorales de Kirchner con gran parte del “aparato” político del sistema (que antes estuvo con Menem y después con Duhalde), el pacto de Duhalde con Patti, muestran la podredumbre del sistema político que asquea al pueblo.

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