El Tesoro De La Juventud

La juventud es el estado natural de una parte de la sociedad, es el estrato medio, que siempre ha estado, está y estará en el discurrir de la historia de los pueblos. Siempre se ha teorizado que la juventud“es el futuro”. Pues siempre ha existido juventud, y los viejos de hoy son los jóvenes de ayer y así sucesivamente.

Es paradójico que los viejos se consuelen con el paradigma “la juventud es el futuro”. ¿Cuando fueron jóvenes no asumieron sus roles? Se empeñan siempre ya de viejos en tratar de reglamentar la vida de los jóvenes creando todo un arsenal de códigos, normas, prohibiciones, reglamentos, etc. para cuestionar su forma de vida.

Asumen que el despilfarro de la potencialidad de juventud de sus hijos es la misma que ellos también experimentaron, sufrieron o disfrutaron en su momento, y que es el motivo de su frustrante realidad actual. Y se repite el círculo vicioso: los viejos cuestionando a los jóvenes, y estos confrontados con los viejos.

Pero, el joven latino también es cómplice de su propia dinámica. El hedonismo, el consumismo y el facilismo los condiciona. La falta de referentes les estrecha el horizonte. Se queda en casa de los padres, con las más variadas justificaciones, muchas veces hasta pasados los 30 años.

El joven latino no crea, no construye espacios propios, es contestatario hasta la insolencia, iconoclasta hasta la irreverencia; el joven latino protesta, reclama, acusa, y cuando siente que no logra objetivos, se atrinchera en una sociedad paternalista-gerontocrática, que los cobija y los ahíja por que sufren de la misma enfermedad estructural: LA INMOVILIDAD.

Todas las generaciones cuando jóvenes han estado expuestas a cambios y situaciones dramáticas. Las generaciones actuales tienen la suerte de que los futuros son diferentes. Son mas “light”, “cool”.

Ya no existen pandemias, guerras centenarias, locuras políticas, fundamentalismos religiosos, barreras represoras sexuales, oscurantismo ideológico, conflictos territoriales. Al menos en nuestro entorno occidental.

Hoy en día, y en el futuro con mayor énfasis las condiciones son ideales para que el monstruo encerrado dentro de cada joven encuentre mayores y mejores vías de desarrollo y de expansión vivencial a más temprana edad. Por lo tanto la juventud de hoy, tiene menos excusas para no asumir su rol protagónico.

¿Quién debe crear los espacios a la juventud, para que sea diferente? Pregunta sin respuesta.

Pero se debe empezar por educar a los mayores en temas puntuales, por que de otra manera repetirán sus propios errores en sus hijos. Es el camino mas corto. Se les debe educar para que proporcionen oportunamente las herramientas adecuadas a los jóvenes. Si no se hace, entonces nuevamente el círculo vicioso se repetirá irremediablemente.

A los mayores hay que abrirles el panorama, son gente que ya vivió, pero que ya sabe donde se falló, y cuya única válvula de escape actual es la represión conductual en sus propios hijos, por que asumen que repiten los mismos errores que ellos.

Pero, la Juventud es fuerza, es mirada sin límites en un horizonte vacío, es menester llenar ese horizonte de elementos que el joven pueda recrear, transformar. Por lo tanto son los adultos quienes deben estar configurados para servir de plataforma de despegue de los jóvenes. No limitemos el alcance de su ímpetu, ni recortemos su horizonte con nuestros viejos y mohosos temores.

Khalil Gibran dice:

“VUESTROS HIJOS

NO SON VUESTROS HIJOS.

VIENEN A TRAVÉS VUESTRO,

PERO NO SON VUESTROS.

Y AUNQUE VIVAN CON VOSOTROS,

NO OS PERTENECEN.

PODÉIS ABRIGAR SUS CUERPOS,

PERO NO SUS ALMAS,

PUES SUS ALMAS HABITAN

EN LAS CASAS DEL MAÑANA;

AQUELLAS, QUE VOSOTROS NO PODÉIS VISITAR,

NI SIQUIERA EN SUEÑOS”

La juventud solo será dueña del futuro, si sus locos y fabulosos sueños, son realizados con convicción, decisión, fuerza, tenacidad, perseverancia y energía propios de su edad, pero para dar el salto necesitan una sólida plataforma de despegue que les dé seguridad para intentarlo.

Ya tendrán tiempo de disfrutar una serena y apacible vejez, sin los remordimientos propios de los que fracasaron, y están congelados rumiando su INMOVILIDAD.

Walther De la Piedra Mesones