Filmus Quiere Que La Nación Recupere La Formación Docente

Diario Norte Edición Digital - Miércoles 21 de junio de 2006.

Recuperemos la docencia

El ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, adelantó que el gobierno central buscará recuperar la gestión de la formación docente en el país, hoy a cargo de las provincias. "Esa potestad es clave para delinear el sentido de los cambios y reducir la enorme desigualdad que luego se produce en las aulas", marcó.

En un reportaje publicado por la revista Debate, el funcionario kirchnerista ilustró el anárquico panorama actual de la educación argentina mencionando que hay nada menos que 55 formas diferentes de articulación entre los distintos niveles de la enseñanza, en las distintas regiones.

Por eso reforzó la necesidad de avanzar en la discusión de la nueva Ley de Educación que el gobierno ya puso en debate en todo el país, ya que resaltó que la nueva norma "no sólo debe tener legalidad, sino también legitimidad".

Filmus evaluó la aplicación de la Ley Federal de Educación diciendo que "los males mayores fueron la fragmentación y la desigualdad. La aplicación de la ley profundizó las tendencias que se venían dando en el sistema, desigualdades vinculadas a la calidad de la educación según jurisdicciones o nivel socioeconómico".

De todos modos dijo que no todo fue culpa de la norma aprobada en tiempos de Carlos Menem, sino que la Ley de Transferencia (por la cual las escuelas dejaron de ser nacionales y pasaron a ser de las provincias), aprobada antes, hizo que "hoy no tenemos distritos con sistemas iguales, y ni siquiera al interior de cada uno de ellos hay muchos puntos en común. Existen 55 formas de articulación diferentes entre los distintos niveles, que generan capacidades distintas".

"Si a eso se le suma el incremento de la pobreza, la desocupación, el repliegue del Estado nacional en sus responsabilidades básicas de apoyo a las provincias más vulnerables, las deficiencias en la formación de los docentes, y la necesidad que tuvo la escuela de asumir responsabilidades sociales, se puede entender mejor la situación real de la educación argentina de los últimos años", agregó.

Filmus también le dio la razón a los especialistas que critican la reforma educativa porque al "primarizar" el octavo y noveno año se alteró el proceso de construcción de su personalidad por parte de los chicos.

El ministro consideró que esto "se dio más en los sectores humildes, donde los chicos tienden a repetir más. Al primarizar el octavo y el noveno año, hay alumnos que tienen 16 años y están todavía en la primaria. Y conviven con los preescolares, lo cual es una barbaridad conceptual".

A esto sumó que el cambio llevó "a que lo que antes se aprendía en siete años, se empezara a enseñar en nueve, mientras se redujo la secundaria a tres años, con la consiguiente baja en la calidad de la educación".

Sin embargo, dejó en claro que "tampoco fueron una solución los casos en donde se pasó del séptimo grado al secundario. Al no existir una estrategia adecuada en algunos lugares se fomentó el aumento de la deserción. Los chicos pasaban más temprano de tener una maestra a tener once o doce profesores, y eso los desorientó aún más".

Para Filmus, tras los distintos patrones conceptuales que rigieron a la educación argentina a lo largo de la historia nacional, hoy los ejes centrales deberían ser cuatro: "la identidad nacional, la democracia, la justicia social y la productividad. Hay que recomponer la idea de país y de nación.

El sistema educativo tiene que volver a transmitir valores comunes para todos los argentinos porque está más que comprobado que el mercado no integra sino que profundiza la fragmentación".

En ese sentido planteó que "la igualdad no puede quedar al margen de la reforma porque no hay movilidad social e igualdad de oportunidades sin educación", y señaló que hay que cimentar el cambio de modelo que necesita el país porque "la Argentina tiene que dejar de ser un país que se caracteriza por tener una competitividad espuria determinada por el deterioro de los recursos ambientales, la especulación financiera o la exportación de productos primarios sin elaboración".

Filmus también dijo que el Estado nacional "tiene que volver a tener en sus manos la formación de los futuros docentes. Esa potestad es clave para delinear el sentido de los cambios y reducir la enorme desigualdad que luego se produce en las aulas. Ya el Consejo Federal de Educación aprobó la creación de un Instituto Nacional de Formación Docente, con parámetros definidos para reducir los desequilibrios".

En cuanto a la nueva Ley de Educación que el gobierno puso en debate, dijo que tras los primeros contactos con gremios e instituciones pudo percibir que "estamos en condiciones de conseguir un núcleo de coincidencias que nos permita avanzar con un alto grado de consenso. La nueva ley no sólo necesita tener legalidad, sino también debe contar con un alto grado de legitimidad".

"Yo podría escribir una ley y solicitar que la aprueben porque tenemos mayoría parlamentaria, pero elegimos el camino del debate. Queremos que sea una ley discutida por las grandes mayorías y aprobado por casi todos los sectores políticos, y que permita, sea cual fuere el gobierno próximo, que siga rigiendo los destinos de la educación por mucho tiempo. La continuidad en el tiempo es fundamental", remarcó.

Filmus habló de la situación laboral de los docentes, y señaló que "hay que terminar con el concepto de docente-taxi, que va de un lado a otro para ganarse el peso. Y la única forma de hacerlo es garantizándole un sueldo digno para que ese peregrinar (por varias escuelas para sumar horas de cátedra) deje de ser necesario.

Pero también hay que reforzar la formación profesional y pensar en la figura de un tutor o coordinador de curso para generar una relación más fluida con los alumnos".

El ministro dijo no tener dudas de que en la crisis de la educación, la escuela secundaria es la más dañada. "La educación básica y la universidad también tienen problemas, pero tienen en claro su función. Una enseña lecto-escritura, cálculos básicos, introduce a las ciencias sociales y naturales: la otra, investiga, profesionaliza, genera una masa calificada. Pueden tener problemas para cumplirla, pero la tienen.

La secundaria, en cambio, atraviesa una crisis de identidad. No tiene bien claro su función, y eso es grave", reconoció.