Graves Denuncias Sobre El Manejo De Fondos Alimentarios En Una Escuela

Diario Norte Edición Digital - Lunes 28 de agosto de 2006.

Una escuela del Gran Resistencia a la que asisten casi 400 chicos pertenecientes a familias con serias carencias económicas está a punto de ser tomada por un grupo de padres, indignados por la sospecha de que la directora del establecimiento reduce al máximo el contenido del servicio alimentario diario mientras rinde gastos muy por encima de lo que en realidad se invierte en los desayunos y meriendas.

La historia tiene como escenario a la EGB 1.014, que funciona en el barrio Aipo Ciudad de los Milagros, de Barranqueras.

La acusación concreta de un grupo de padres es que la directora interina del establecimiento, Vilma Clara Vargas, no utiliza en su fin específico todos los fondos que recibe para dar un refuerzo alimentario a los chicos que concurren al colegio.

"Por dos planes nutricionales la escuela está recibiendo cada mes más de 3.000 pesos, y esta señora rinde gastos donde consigna que compró leche, azúcar, yerba y pan en cantidades que no son las que realmente se dan.

Incluso hace figurar que en algunos días del mes los nenes también comen facturas, lo cual es totalmente falso. Por el contrario, hay días en que apenas comen pan, pese a que ella hace figurar que les da pan con dulce", dicen José Luis Altamirano y Pedro Germán Alegre, voceros de los padres denunciantes.

Alegre tiene muy claro lo que dice, porque es beneficiario de un Plan Jefes de Hogar y hasta la semana pasada cumplía su contraprestación laboral en la escuela, preparando la leche para los chicos. Como se sumó a las denuncias contra la directora, fue apartado de la escuela.

"Lo que en realidad se le está dando a los pibes es prácticamente un purgante, por la poca cantidad de leche que la directora ordena diluir en el agua y por la pésima calidad de la yerba que hace comprar", contó Alegre, que dice que por ello muchos alumnos sufren malestares estomacales.

Ambos señalan que lo más grave es que esto "sucede en una comunidad escolar donde para muchos chicos esa leche y ese pan que comen es la comida principal que tienen cada día. Hay pibes que van al colegio sólo porque saben que van a poder darle algo a sus pancitas".

Altamirano se encargó de conseguir por su cuenta copias de facturas y otros elementos en base a los cuales dice que la directora "hasta rinde como se dio el servicio alimentario en días en que en realidad no hubo clases, como jornadas en las que se hizo la capacitación docente del ‘Chaco Aprende’, o como en diciembre del año pasado, cuando hubo sólo seis días de clases pero ella presentó gastos como si hubiera dado el servicio todo el mes".

Alegre, conocedor del consumo diario en la cocina, cuenta que la rutina fue siempre "utilizar un paquete y medio de leche por turno, es decir tres paquetes por día. Es decir que teniendo en cuenta los días de clases de cada mes, se gastan unos 60 paquetes mensuales, pero ella presenta facturas por compras de más de 130 paquetes.

Tampoco es cierto que se usen 120 kilos de azúcar como suele rendir, ni los kilos de pan que se declaran. Es más, a veces los chicos reciben sólo el cocido con leche", afirma, y recuerda que en noviembre del año pasado "todo el mes los chicos recibieron sólo un sandwich de mortadela con una banana, con la excusa de que hacía mucho calor como para darles el refrigerio habitual".

Altamirano muestra copias de diferentes denuncias formuladas en las áreas administrativas del Ministerio de Educación, e incluso una ante la justicia penal, pero comenta que hasta ahora nada dio resultado. Al contrario, hasta ahora el único sancionado fue Alegre, que fue separado de la cocina.

Como si hubieran abierta una Caja de Pandora, los padres se encontraron con más elementos para el asombro. Por ejemplo, un informe elevado por la directora en el que hace un retrato del entorno escolar diciendo que hay "padres presidiarios y madres vendedoras de drogas".

Hay una madre que formuló una denuncia porque se le habría falsificado su firma en la concreción de una compra. Apareció también una adquisición de materiales de construcción "que nunca los vimos en la escuela", dice Altamirano.

La lista se vuelve interminable: los padres también sospechan que la escuela recibió material escolar que no se repartió entre los chicos, y en una librería del centro de Resistencia encontraron que una factura por libros presentada por la Dirección de la escuela en realidad se corresponde con una compra efectuada por otro establecimiento.

"Queremos que Educación tome cartas en el asunto, porque estamos indignados de ver que acá se están manejando de una manera totalmente oscura recursos que deberían servir para paliar el hambre de muchos chicos.

Pero como no vemos que nadie se interese por esto, que es vergonzoso, vamos a tomar la escuela esta semana para exigir soluciones y medidas drásticas", adelantan los denunciantes.