Hiroshima Y Nagasaki: Una Historia Que No Debemos De Olvidar
Excelsior, México - Domingo 06 de agosto de 2006.
En diciembre de 1941, la Fuerza Aérea japonesa castigó al ejército estadunidense en Pearl Harbor. En agosto de 1945, el gobierno de Estados Unidos cobró muy cara la afrenta.
Hiroshima: 8:15 a.m.
El 6 de agosto de 1945, Hiroshima sufrió la devastación de un ataque nuclear.
Cerca de las siete de la mañana, los japoneses detectaron la presencia de aeronaves estadunidenses rumbo al sur del archipiélago; los radares revelaron la cercanía de tres aviones enemigos.
Como medida precautoria, las alarmas y radios de Hiroshima emitieron una señal de alerta para que la población acudiera a los refugios antiaéreos.
A las 8:15, el bombardero Enola Gay, al mando de Paul W. Tibblets, lanzó a Little boy, nombre de la bomba de uranio.
Un ruido ensordecedor marcó el instante de la explosión, seguido de un resplandor que iluminó el cielo.
Uno de los tripulantes describió la visión de ese momento: "Parecía como si la lava cubriera toda la ciudad".
De Hiroshima sólo quedaba una enorme cicatriz en la tierra, rodeada de fuego y humo.
Nagasaki: 11:02 a.m.
Después de la explosión sobre Hiroshima, los estadunidenses esperaban la rendición de Japón.
Pero esto no sucedió.
El 9 de agosto, a las 11:02 de la mañana, la aniquilación nuclear se repitió en Nagasaki.
El bombardero Bock’s Car lanzó sobre esa ciudad a Fat boy, una bomba de plutonio con la capacidad de liberar el doble de energía que la de uranio.
Cinco días después, los japoneses se rindieron. Con ello, la Segunda Guerra Mundial, que empezó en 1939, terminó.
Tormentas de fuego
Los efectos del bombardeo sobre cada ciudad no fueron iguales: la situación geográfica influyó en el grado de destrucción.
En Hiroshima, emplazada sobre un valle, las olas de fuego y radiación se expandieron más rápidamente y a mayor distancia que en Nagasaki, cuya orografía montañosa contuvo la expansión de la destrucción.
La catástrofe fue absoluta: el fuego y el calor mataron a los seres humanos, plantas y animales.
No permaneció en pie una sola edificación y se quemaron las estructuras de acero de los edificios de concreto.
Las ondas expansivas hicieron estallar vidrios incluso a ocho kilómetros del lugar de la explosión.
Los árboles fueron arrancados desde la raíz y quemados por el calor. En algunas superficies quedaron plasmadas las "sombras" de carbón de las personas que fueron desintegradas por la explosión.
El fuego se apoderó de las ciudades, especialmente de Hiroshima, donde se formó una "tormenta de fuego" con vientos de hasta 60 kilómetros por hora. Había incendios por todos lados.
Deambulando como fantasmas
Los sobrevivientes de la explosión parecían fantasmas que deambulaban entre cenizas y humo.
Como la mayoría de los médicos y enfermeras estaban muertos o heridos, mucha gente no tenía a dónde ir, así que permanecían frente al lugar donde estuvo su casa, desolados.
La mayoría de los habitantes de Hiroshima y Nagasaki estuvieron expuestos a la lluvia radiactiva y las consecuencias de esto no fueron perceptibles de inmediato.
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