Laguna Argüello, Gran Centro De Exhibición
Primera Línea Online - 07/09/2006.
Señor Director:¿Qué hacían al menos 20 camionetas de la Policía de la provincia del Chaco en la noche del martes, estacionadas perfectamente una al lado de la otra en la nueva laguna Argüello?
¿Acaso había una especie de celebración o algo así? ¿O simplemente las fuerzas del orden y de la seguridad mostraban sus automóviles a la sociedad con el fin de disipar de a poco la paranoia establecida?
8.20 de la noche, las calles semipobladas por ser horario de vuelta del trabajo pero con mucho frío en la ciudad. Sujetos que se mueven en las sombras de la avenida Paraguay y que desconfían de mí, tanto como yo lo hago de ellos.
Necesito que pase un patrullero, necesito sentirme protegido y vigilado. Los sujetos se acercan con las manos en los bolsillos y capuchas en las cabezas ... ¿será que me van a asaltar? Ya lo hicieron en dos oportunidades en las inmediaciones de plaza Belgrano.
Sufro el miedo y lo siento subir de a poco, pausadamente y se va acrecentando a medida que los sujetos se acercan más y más ... hablan entre ellos, crece el temor.
“Nacho, no seas tan paranoico, no pasa nada”, pienso por un momento. Pero también pienso “dónde está la Poli cuando uno necesita de su presencia”. Los tipos se acercan y pasan a mi lado. Un escalofrío recorre mi espalda y el corazón deja de latir tan rápidamente. El susto ya pasó.
Me he convertido en un ser despreciable, prejuicioso y paranoico. Me han convertido en un ser así. El sistema, la sociedad, la gente, la policía.
No puedo evitar sentir desconfianza luego de dos robos sufridos en las inmediaciones de avenidas Paraguay y López y Planes, o Paraguay y French, o Paraguay y Vélez Sársfield donde anoche, al menos 20 camionetas estacionadas de la policía se veían brillosas, lujosas y muy bonitas.
Recuerdo a veces la transformación sufrida por Gregorio Samsa, en la clásica novela de Franz Kafka, “La Metamorfosis”. Gregorio dejó de salir a la calle. No podía permitir que la gente lo viera transformado en un insecto, en una cucaracha.
La misma gente y el mismo sistema que lo llevó a la transformación. Así, de a poco, la sociedad va dejando de ser lo que era y nosotros, quienes la componemos, con ella vamos yendo.
Llegar al punto de no salir de casa me parece exagerado, casi tanto como tener que comenzar psicoanálisis por vivir donde vivo.
Ignacio García
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