Las Dos Muertes De Manuel Belgrano
Las diferencias entre el 20 de junio de 1820 y los funerales del 29 de julio de 1821.
Belgrano murió a las 7 de la mañana, en la casa de su padre, el comerciante Domingo Belgrano. Tenía 50 años.
Como relata Mitre, el abogado educado en Salamanca, el hombre que había salvado la Revolución de Mayo con las batallas de Tucumán y Salta, estaba en la miseria.
El mármol de la cómoda de un hermano suyo, Miguel Belgrano, se usó como lápida. El ataúd de pino, cubierto con un paño negro y cal, se ubicó junto a la puerta del atrio de Santo Domingo.
La primera muerte de Belgrano pasó inadvertida y, de algún modo, marcó el final de una época.
"Triste funeral, pobre y sombrío, que se hizo en una iglesia junto al río, en esta capital, al ciudadano, brigadier general Manuel Belgrano", escribió el sacerdote Castañeda en su periódico, "El despertador teofilantrópico".
En junio de 1820, fue el único diario que lo recordó, en una ciudad temerosa por las tropas del caudillo santafesino Estanislao López y el entrerriano Francisco Ramírez, mientras tres gobernadores se disputaban el poder.
Aquel "fatídico año de 1820", como lo llamaron quienes lo vivieron, Buenos Aires tuvo, en pocos meses, una decena de autoridades elegidas por cabildos abiertos, elecciones indirectas y revueltas militares, hasta que en octubre se afirmó Martín Rodríguez, apoyado por los hacendados, como Juan Manuel de Rosas.
La segunda muerte de Belgrano -el "figurado entierro" del que habla Rafael Arrieta- llegaría un año después de su muerte real, el domingo 29 de junio de 1821. Un funeral cívico, modelo para los que llegaron después, como el de Manuel Dorrego, en 1829.
Según cuenta Arrieta, desde la mañana, el cañón del Fuerte de Buenos Aires disparaba una salva cada cuarto de hora, anunciando que la ciudad estaba de duelo. El cortejo entró en la Catedral; después de la misa, Valentín Gómez recordó a Belgrano desde el púlpito.
A la noche siguiente, la actriz Ana María Campomanes dedicó la función en el Teatro Coliseo "al ilustre porteño general don Manuel Belgrano". Se estrenó una obra patriótica, "La batalla de Tucumán", que mostraba a Belgrano compartiendo el Olimpo con los dioses griegos.
El culto a Belgrano se afirmó en 1873, cuando el presidente Sarmiento inauguró la estatua ecuestre en la Plaza de Mayo.
En 1887, Mitre publicó su biografía. En 1903, Roca inauguró el mausoleo en el atrio de la iglesia Santo Domingo.
Y, en 1938, el presidente Roberto Ortiz estableció por ley el 20 de junio como "Día de la Bandera".
Fuente: adaptación de un artículo de "Clarín", del 20 de junio de 2002.
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