Docentes del Chaco y Sus Vivencias -Argentina- "Un pueblo inculto es más fácil de dominar"

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lunes, febrero 14, 2011

Para Reflexionar: Inmigrantes y Habitantes

[John Howard, primer ministro de Australia - 2007]

Reproduzco en las siguientes líneas algunas manifestaciones de miembros del gobierno de Australia. Merecen la pena ser leídas por cuanto tienen de valientes y oportunas en un tiempo en el que lo políticamente correcto impera a sus anchas con impiedad y sin miramientos.

Son palabras comprometidas y que no dejan lugar a la ambigüedad. Representan la expresión de un límite, de una puerta que no se puede traspasar, de la línea que marca la divisoria entre el bien y el mal…, la vida y la muerte.

Las palabras reproducidas fueron pronunciadas en Sydney (Australia). El motivo que las provocaron tenía como telón de fondo la invitación del gobierno a un grupo de líderes musulmanes para que prometiera lealtad a la Constitución australiana y a su Reina.

El primer ministro John Howard ya había advertido días antes a los musulmanes que quieren vivir conforme a la ley Islámica (Sharia) a salir del país. Luego, después de la ceremonia de lealtad constitucional, el jefe del Gobierno y sus ministros mantuvieron un encuentro especial con este grupo musulmán, en el que reiteró su decisión de afrontar las medidas necesarias contra aquellos que cuestionen el modelo de sociedad que rige en Australia.

De entre los miembro del Ejecutivo que tomó la palabra destaca Peter Costello, ministro del Tesoro y sucesor inevitable de Howard al frente del Partido Liberal. Costello aludió a algunos clérigos radicales a los que el Gobierno podría pedir que abandonaran el país si no aceptan que Australia es un estado secular, y sus leyes fruto del Parlamento. Costello declaró a través de televisión que

“Si aquellos no son sus valores, si ustedes quieren un país con ley Sharia o un estado teocrático, entonces Australia no es para ustedes”.

Por su parte, el ministro de educación Brendan Nelson, señaló más tarde a los periodistas que los musulmanes que no quisieran aceptar los valores locales deberían irse.

“Básicamente -afirmó Nelson- aquellos que no quieran ser australianos, o que no quieran vivir con valores australianos y entenderlos, entonces, deberían irse.”

Tampoco dejaron indiferentes las declaraciones del primer ministro John Howard. Es más, llegaron a provocar el enfado de algunos musulmanes australianos, al respaldar a las agencias estatales que vigilan y supervisan las mezquitas del país. Howard se mostró rotundo:

“Los inmigrantes deben adaptarse. Tómenlo o déjenlo. Estoy harto de que esta nación se preocupe de si ofende a algún individuo o a su cultura.”

El primer ministro también se refirió a la amenaza del terrorismo islamista:

“Desde que los terroristas nos atacaron en Bali hemos experimentado una oleada de patriotismo en la mayoría de australianos. Sin embargo, el polvo de este ataque apenas había desaparecido cuando lo políticamente correcto emergió de nuevo y la muchedumbre comenzó a quejarse de la posibilidad de que nuestro patriotismo ofendiese a otros.”

En cuanto a la inmigración, Jonh Howard también fue preciso:

“No estoy contra la inmigración, y tampoco siento rencor contra alguien que busca una mejor vida viniendo a Australia. No obstante, hay cosas que tienen que entender los que recientemente han venido a nuestro país, y, al parecer, algunos nacidos aquí.

Esta idea de Australia de ser una comunidad multicultural ha servido sólo para diluir nuestra soberanía y nuestra identidad nacional. Como australianos tenemos nuestra propia cultura, nuestra propia sociedad, nuestra propia lengua y nuestro propio modo de vivir. Esta cultura ha sido desarrollada durante más de dos siglos de luchas, juicios y victorias por los millones de hombres y mujeres que han buscado la libertad.

Hablamos principalmente el inglés, no el libanés, el árabe, el chino, el japonés, el ruso, o cualquier otra lengua. ¡Por lo tanto, si usted desea hacerse parte de nuestra sociedad, aprenda el idioma!”

Respecto a la raíz cristiana, y por tanto de sus valores éticos y morales, de la población australiana de origen no autóctono, John Howard fue meridianamente claro en su defensa:

“La mayor parte de los australianos creen en Dios. Esto no es cosa de algún cristiano derechista, pero un hecho es cierto, y es que hombres y mujeres cristianos, fundaron esta nación sobre principios cristianos, y esto está claramente documentado. Es seguramente apropiado mostrarlo sobre las paredes de nuestras escuelas. Si Dios le ofende a alguien le sugiero que considere otra parte el mundo como su nueva casa, porque Dios es parte de nuestra cultura.”

Para terminar, el primer ministro tendió una mano a las personas de otras confesiones o creencias:

“Aceptaremos sus creencias, y no le haremos preguntas. Pero daremos por hecho que usted acepta las nuestras, y vive en paz y armonía con nosotros. Si la cruz le ofende, o no le gusta, entonces usted debería considerar seriamente marcharse a otra parte de este planeta.

Somos felices con nuestra cultura y no tenemos ningún deseo de cambiarla, y realmente no nos preocupamos cómo hizo usted las cosas en su lugar de procedencia. Le cueste lo que cueste, proteja su cultura, pero no fuerce a otros. Este es nuestro país, nuestra tierra y nuestro modo de vivir, y le permitiremos la oportunidad de disfrutar de todo esto.

Pero una vez que usted se queje, lloriquee, y no acepte nuestra bandera, nuestra promesa, nuestras creencias cristianas o nuestro modo de vivir, sinceramente le animo a hacer uso de otra gran libertad australiana: el derecho de marcharse.”

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