Cómo Sobrevivir A Los Chicos En Las Vacaciones

La NaciOnline - 27/01/2007.

Papá, ¿me comprás un helado? ¿Vamos a ir hoy a la playa? ¿Va a dejar de llover? ¿Vamos al cine? ¿Me comprás un chocolate? ¿Y a los jueguitos? Dale, ¿podemos ir a los jueguitos? ¿Y a la playa? ¿Va a dejar de llover? Quiero ir a la playa. Y un helado ... También quiero un helado, papá ...

"Las demandas de los chicos durante las vacaciones son constantes y diferentes de las del resto del año, en el que las actividades de los chicos están más organizadas, y hay que saber manejarlas", aseguró Dolores del Moral, traductora de 32 años y mamá de Catalina, de 5 años, y de Josefina, de 7 meses. Y agregó: "Es fundamental armarse de paciencia".

Sin una buena cuota de paciencia y sin tampoco perder de vista que las vacaciones son para toda la familia, ese "recreo" puede ser difícil de sobrellevar. Es natural: después de meses en que la convivencia entre padres e hijos se limita a las pocas horas que dejan libres el trabajo de los primeros y la escuela de los segundos, pasar 24 horas juntos puede dar lugar a más de un conflicto.

"Uno de los principales motivos de conflicto entre padres e hijos durante las vacaciones es que los padres creen que deben satisfacer todas las demandas de sus hijos", dijo a LA NACION la licenciada Stella Maris Rivadero, psicoanalista y docente del curso superior de pareja y familia del Centro Dos.

"Esa creencia se refuerza por el sentimiento de culpa que suelen vivir los padres por haber estado ausentes durante el año -agregó Rivadero-. Los chicos, por su parte, muchas veces aprovechan ese sentimiento de culpa y aumentan en exceso sus demandas."

¿Cómo ponerle un freno a esa ametralladora de pedidos? "Cuando los padres son claros, pueden decirles a los hijos que las vacaciones no son sinónimo de «vale todo» o de comprar todo, haya o no dinero para satisfacer esas demandas", respondió la licenciada Eva Rotenberg, terapeuta de familia y directora de la Escuela para Padres.

"Hay una falsa idea de que la felicidad se logra dándose todos los permisos -agregó Rotenberg-, pero es todo lo contrario. Eso sólo lleva a desvalorizar los objetos. Además, el "no" es importante como parte de la educación de los chicos."

"Lo más importante de las vacaciones no es esa idea de satisfacción plena -agrega Rivadero-, sino, en todo caso, el poder estar presentes como padres. Después de todo, detrás de lo que un chico pide está la necesidad de amor y de atención, y eso no se vehiculiza a través de la compra de tal o cual objeto."

Por otro lado, las terapeutas familiares consultadas recomiendan tener siempre presente que las vacaciones son de toda la familia, no sólo de los chicos. "Durante las vacaciones es necesario contemplar las necesidades de todos los integrantes de la familia", apuntó Rivadero.

"Hay que respetar los tiempos de los hijos y sus necesidades, pero también las de los padres, y eso los hijos deben tenerlo presente de antemano -completó Rotenberg-. Son vacaciones familiares, un terreno donde se pone en juego la capacidad de disfrute de sus integrantes."

Las vacaciones son, además, un tiempo de reencuentro, en el que los cambios y el crecimiento de los hijos quedan a la vista. "Ahí se ve cómo han crecido los chicos durante el año, algo que a veces el ajetreo del resto del año no ha permitido ver", comentó Rivadero. Y agrega la psicoterapeuta:

"Durante las vacaciones mismas, los chicos crecen mucho porque disponen de sus padres full time . Eso se nota sobre todo en los más chiquitos, que toman de sus padres gestos y cosas, y vuelven de las vacaciones mucho más grandes".

"Las vacaciones pueden ser un tiempo de reencuentro, un tiempo parar poder escuchar a los hijos y conocerlos más profundamente", concluyó Rivadero.

Por Sebastián A. Ríos

De la Redacción de LA NACION