Recordando al doctor Arturo H. Illia, A 40 Años De Su Derrocamiento

Primera Línea Online - Miércoles 28 de junio de 2006.

PorMario Jaraz.

(un ejemplo para ayer, hoy y siempre…)

El 28 de junio de 2006 se cumplen 40 años del golpe de Estado que derrocara al Gobierno del Dr. Arturo H. Illia. Se cumplen 40 años del ingreso del país en un enorme cono de sombras, tristezas y frustraciones que recién en 1983 encontraría espacios para intentar su recuperación.

En tiempos en los que tanto se habla del uso de la memoria como herramienta apta para aportar a la construcción de un presente y un futuro mejor, aquel instante, aquel 28 de junio de 1966, no puede quedar como un simple hecho histórico, sino que todos los argentinos debemos tener la inteligencia de verificar que fue lo que se pretendió destruir, para poder entonces tener una mejor posibilidad para identificar a los ajenos a los verdaderos interesesde la Patria y de su pueblo.

Hablar del gobierno destituido es hablar de Arturo Humberto Illia, de los hombres que lo acompañaron y de la Unión Cívica Radical, partido que nutrió sus mejores ideales. El 18 de enero de 1983, falleció el ex Presidente de la Nación, doctor Arturo H. Illia, cuando tenía 82 años.

¿Sabemos realmente los argentinos quién fue Arturo Illia? ¿Se enseña en nuestras escuelas la verdadera dimensión de las concreciones sociales y económicas de su gobierno? ¿Se discute en las universidades? ¿Lo valora la sociedad? ¿Lo conoce?.

Fueron y siguen teniendo vigencia total definiciones tales como: “... ¿Qué significa democracia? ¿Nada más que elecciones? No. Las elecciones son episodios importantes, pero la democracia exige, además que en el ejercicio de su mandato el gobierno pueda ser controlado. El poder del Estado no puede estar al arbitrio de los gobernantes, así sean elegidos”.

Al Dr. Illia … le asustaba el mesianismo. “Hay que desconfiar de una democracia donde el Presidente de la Nación es el personaje más importante del país. Hay que desconfiar de una democracia donde el Presidente dice lo que se le antoja. O donde el Presidente afirma todos los días que va a hacer la felicidad, que va a resolver, él, todos los problemas de los argentinos.

La democracia no se compadece con el que pide confianza en él, en su capacidad o en la supuesta ayuda que recibirá para solucionar, personalmente, los problemas de la República” y completaba expresando que era necesario evitar que ese redentor “conduzca caprichosamente el país, su economía, su educación, sus relaciones externas y use los medios de comunicación para torcer la voluntad y debilitar el juicio crítico de la gente”.

Podríamos contar que durante el gobierno del Doctor Illia aumentó la producción 10,3% en 1964 y 9,2% en 1965; que la industria creció el 18,9% en 1964 y 13,8% en 1965, que el gasto en Educación y Salud se incrementó a un 24% del Presupuesto Nacional, que se incrementaron las reservas del BCRA y que durante su gestión la deuda externa se redujo de U$S 3.390 millones a U$S 2.650 millones.

Cuando fue derrocado por el Golpe de Estado, el índice de desocupación era del 5,2%.

Su gobierno anuló las proscripciones políticas y en la renovación parlamentaria de 1965 se empezó a concretar la plena integración democrática de la Nación, mantuvo excelentes relaciones con las provincias, siete de las cuales tenían gobernadores de otro signo político, entre ellas, el Chaco, que era gobernado por Deolindo Felipe Bittel.

En su gobierno se proyectaron y comenzaron a construir obras de gran trascendencia nacional como la Planta Atómica Atucha I, los emprendimientos de Cabra Corral y Salto Grande, resolviéndose también los inconvenientes que impedían la construcción de El Chocón Cerros Colorados.

Podemos mencionar la promulgación de la Ley de Salario Mínimo, vital y móvil, la Ley de Medicamentos, conocida como Ley Oñativia que regulaba por primera vez en el país la fabricación y comercialización de productos medicinales; el gran apoyo a la educación, el respeto a la autonomía universitaria, la creación del Consejo Económico y Social destinado a mejorar las condiciones laborales de los argentinos, y el trascendente hecho de lograr que Argentina sea el primer país del mundo occidental en comercializar con China Comunista a la que se le vendía trigo y por primera vez se le vendió a la entonces Unión Soviética gran cantidad de carne vacuna.

Podríamos relatar muchos otros logros que estaban permitiendo la reconstrucción real de nuestro país y que posibilitarían formular una correcta evaluación de un gobierno absolutamente progresista, como también las falsedades que muchos detractores utilizaron para disminuir los logros de una gestión realmente exitosa para el pueblo y el país, pero al hacerlo estaríamos desvirtuando sus enseñanzas .

El doctor Illia enmarcó cada acción en fórmulas de gran contundencia. Conocer, analizar y evaluar cada una de ellas, es el mejor homenaje que se puede hacer a su memoria. Sus pensamientos junto a su inmensa envergadura ética, moral y política son uno de los grandes legados que brindó al pueblo argentino.

Decía el doctor Illia: “Es necesario descentralizar las responsabilidades. Aumentar los poderes de las provincias. Aumentar los poderes de los municipios”.

Sostenía que: “El Poder Judicial es más importante que el Ejecutivo”. Y sobre esto es válida una anécdota extraída del libro El testamento de Illia: ”Cuando me hice cargo del gobierno, decía, llegaron los miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a quienes había elegido un gobierno anterior. Como en este país cuando llega un nuevo Presidente la Corte tiene por hábito presentar la renuncia,- que el Presidente suele aceptar, porque no quiere un poder judicial que sea inamistoso - estos señores me visitaron y me dijeron:

Señor, venimos a hacerle entrega de nuestras renuncias. ¿Cómo?, les digo. Claro, esta es la costumbre. No, señores, la Constitución dice que los jueces son inamovibles. Vayan, desempeñen sus funciones. Lo único que quiero es que Ustedes sean el verdadero tribunal superior, la justicia en este país puede enjuiciar al Presidente de la Nación. Si ustedes tienen que enjuiciarlo, háganlo. Hace falta que aquí, alguna vez, sea enjuiciado el Presidente de la Nación, para que no se crea intangible. El Poder judicial es el que controla”.

Decía el doctor Illia sobre el papel del Estado: “El estado no tiene porque hacerlo todo. El gobierno no debe controlar el país. Debe si, ejercer un cierto control para evitar una organización no funcional de la economía, y debe, también, ejercer cierto control sobre el futuro, sobre el planeamiento. Pero, para esto, el gobierno tiene que estar, a su vez, controlado por la justicia”.
Era un alegato contra la omnipotencia: la estatal y la del mercado.

Para el doctor Illia una “organización no funcional de la economía, era una economía basada en el deseo de sustentar e incrementar el poder de los que más tienen”. ”No se va a desarrollar ninguna industria, no se va a estabilizar la economía, si el 80 ó 90 por ciento de la población no aumenta su poder de compra”.

El futuro del país requiere que el pensamiento de hombres como el doctor Arturo H. Illia, de los que relatamos sólo algunos, sean transformados en material de consulta permanente y obligatoria para todos.

Hombres de su conducta y honestidad deben ser los ejemplos a exhibir permanentemente por un país que ansíe ser catalogado y respetado como igual por sus mejores pares del planeta. Hombres como don Arturo Humberto Illia deben ser los modelos a seguir por todos los ciudadanos argentinos si aspiramos a ser mejores.

Aunque a muchos, por diferentes cuestiones o mezquindades, quizás esto les resulta molesto. No saben interpretar el valor de la memoria para la construcción de un país “vivible” para todos los ciudadanos.