Aborigen Crucificado Frente A La Casa De Gobierno

Diario Norte Edición Digital - Miércoles 26 de julio de 2006.

Ayer por la tarde se crucificó en la vereda de la Casa de Gobierno uno de los aborígenes que mantiene la protesta contra la administración de Roy Nikisch. El hombre, de 50 años, fue atado de pies y manos en una cruz de madera que permanecerá en el acceso del edificio aunque aclararon que se trata de un "acto simbólico".

La medida tuvo forma de ceremonia religiosa y contó con la presencia de un pastor evangélico que oró junto a sus fieles por una solución a este conflicto que ya lleva tres meses.

Roberto Díaz, jornalero de Villa Río Bermejito, es uno de los hombres que encabezó la revuelta contra el intendente Lorenzo Heffner y luego caminó hasta Resistencia para instalarse en el campamento de la Plaza 25 de Mayo.

Según cuentan sus allegados, hace varios días que Díaz viene pensando en crucificarse como señal de protesta. Su idea fue planteada ayer en la asamblea que se realiza cotidianamente en la oficina del Idach, donde decidieron acompañar a Díaz en su decisión.

Asimismo, entre que se resolvió la medida en horas de la mañana, hasta que se concretó, a las seis de la tarde, fue subiendo la tensión entre quienes especulaban que sería una crucifixión con clavos.

Alrededor de las 17.30, Díaz y un grupo de dirigentes y religiosos llegaron a la explanada de la Casa de Gobierno donde lo esperaba una cruz de unos 2,30 metros de alto, que estaba coronada con la leyenda: Jesús, salva a mi pueblo".

Con la solemnidad del caso, el voluntario se acostó sobre los maderos y fue atado por sus pares, mientras el pastor Agustín Marcelo, de El Espinillo, realizaba una plegaria en voz baja.

Luego, cuando las ataduras estuvieron fijas, la cruz fue puesta en alto y todos los presentes que alcanzaban el centenar de personas, oraron a viva voz, muchos en lengua materna y con gesto de consternación, incluso entre sollozos.

"Esto es un símbolo de lo que el Estado hace con nosotros", dijo el cacique Juan Victorica cuando terminaron las oraciones.

"Es evidente que el gobernador Nikisch no tiene sentimientos humanos, y que está especulando con el desgaste de este pueblo que lleva tres meses reclamando por sus derechos originales. Pero no nos van a doblegar, y si es necesario moriremos como murió Jesús, convencido de su verdad", concluyó Victorica.

Terminado el acto, la cruz volvió a la posición horizontal y así quedó, con Díaz amarrado, hasta casi la medianoche. Al respecto Victorica aclaró que se trató de un "acto simbólico", pero aseguró que por el momento está previsto "continuar con la protesta por tiempo indeterminado".