Chaco OnLine - 26/03/2007.
CHAGAS: UNA ENFERMEDAD SIN PRENSA, CON ENFERMOS OCULTOS Y OLVIDADOS
Un informe del Centro Nelson Mandela denuncia el avance de la enfermedad del mal de chagas. Denuncia que durante los últimos años se ha producido un vaciamiento del programa de lucha contra el Mal de Chagas. Según información de este centro, un 57% de la población de la Villa Río Bermejito está afectada por el mal de chagas.
El siguiente es parte del documento publicado por el Centro de Estudios "Nelson Mandela".
"Desde diciembre de 2004 faltó benznidazol, la droga imprescindible para tratar a los enfermos de chagas. Se terminaban las reservas de Radanil, nombre comercial o marca registrada utilizada por el laboratorio Roche. Este producto farmacéutico se fabrica en Río de Janeiro y desde allí se distribuye al mundo.
Para el Ministerio de Salud de la Nación, la empresa no entregó la medicación a pesar de que se había tramitado la compra en el mes de julio de ese año. Contrariamente, el laboratorio atribuyó la responsabilidad de la faltante al Ministerio de Salud".
"Más que enfermos son pacientes muy vapuleados, con baja estima, generalmente pobres y que toleran que no se los atienda o que no se les suministre los medicamentos que se les debe entregar gratuitamente. Aceptan lo que les pasa y exigen poco o nada.
Sobreviven olvidados y desesperanzados, con escasos o nulos cuidados médicos especializados y lejos de los programas de prevención, diagnóstico y tratamientos completos y a tiempo. Los medicamentos cardiológicos que se utilizan para el tratamiento de la miocardiopatía chagásica son prácticamente inalcanzables, casi una ilusión.
Por eso, los enfermos crónicos se mueren de cardiopatía y no por falta de benznidazol, aún cuando se publica que tienen acceso a medicamentos gratuitos, lo que en la práctica no es así o por lo menos no es tan así.
Del lado del sistema, nadie asume ni tiene la culpa de nada. Lo de siempre. Todos trasladan las responsabilidades hacia ninguna parte. En la provincia del Chaco, ni hablar. El programa prácticamente fue vaciándose durante algunos meses de 2005 y 2006. Mientras tanto, los enfermos a la deriva.
En nuestra provincia se obstaculiza o se impide el diagnóstico. Cuando un poblador del Departamento Güemes recurre a la consulta porque sospecha que fue picado por una vinchuca, lo más frecuente es que le entreguen una pomada y un calmante; hasta allí la atención sanitaria. No se le efectúa serología para chagas y se retira sin evaluación cardiológica, sin electrocardiograma.
Esta situación se repite en hospitales, puestos sanitarios y centros de salud de nuestra provincia. La estrategia tiene un objetivo muy claro; que existan muy pocos enfermos chagásicos y que eso se plasme en los anuarios de salud pública. Desde la estadística, son pobladores sanos".
"El benznidazol es el antiparasitario específico contra el tripanosoma cruzi, que es el parásito que transmite el chagas. Sin embargo, el gran transmisor y el gran responsable es el sistema de salud pública, con bastos sectores desmantelados, desorganizados y con pésimos funcionamientos.
Todo esto condujo a la situación concreta de que vivir con chagas significa pasar a integrar un definido universo de enfermos ocultos y olvidados.
Nunca se quiso comprender que la endemia del chagas no se debe reducir a buscar la cura o matar a la vinchuca. La cruda realidad puso al descubierto muchos otros problemas que no se han intentado resolver a lo largo de muchas décadas, con la complicidad y el silencio de muchos, con pocas voces que reclamaron y que terminaron siendo aisladas o silenciadas".
El año 2005 arrancó sin benznidazol. Esta medicación faltó en las provincias argentinas. Lamentablemente, este hecho tan significativo no fue conocido a través de los medios masivos de comunicación. Y lo que es más grave aún, que ni siquiera fue denunciado por los afectados o por los directamente vinculados con esta endemia, salvo escasas excepciones.
En ese tiempo ¿los casos agudos fueron tratados? ¿si no fueron tratados, se transformaron en crónicos?. Estos fueron algunos de los interrogantes, aún sin respuestas, de los pocos sectores que se preocuparon por el tema.
Se tenía muy poca conciencia o directamente se ignoraba la gravedad de la situación. Parecía que los funcionarios de los altos niveles no tenían conocimiento de lo que sucedía, particularmente en la cruda realidad de los sectores más afectados (infestados)".
"Predominaba una gran desarticulación, que inexorablemente condujo a la ineficiencia y al fracaso de los programas compartidos por la Nación y las provincias. Los chagásicos no tuvieron voces representativas; deambularon silenciosos y olvidados, sin poder acceder a los cuidados médicos especializados, a la prevención, al diagnóstico y a los tratamientos oportunos y eficientes y a los medicamentos.
Para peor, se agregaba la falta o la insuficiencia en la entrega de los insecticidas que se utilizan para fumigar las viviendas infestadas de vinchucas. Es claro que la culpa es de todo el sistema, de punta a punta, con distintos grados de responsabilidad".
"El programa nacional de chagas y los programas provinciales adolecen de muchos defectos. Los resultados conjuntos que han obtenido son absolutamente deficitarios. No tienen asignados recursos adecuados para ejecutar o implementar planes eficientes y sustentables.
Es común que se produzca el congelamiento o la disminución vegetativa de los recursos humanos calificados, que no se cuente con movilidad, combustibles e insumos elementales para llevar adelante los planes de prevención y de asistencia. Por las más variadas razones, fracasaron".
"El pequeño equipo médico que trabajó en el terreno, que es de primer nivel científico en el orden nacional, terminó por evaluar a 171 pacientes durante la acción sanitaria que desplegaran en el 2006. La evaluación cardiológica incluyó la revisación clínica, la toma de presión arterial y la realización de electrocardiogramas.
Encontraron un elevado porcentaje de cardiopatía en los pacientes de las distintas localidades. Notaron que presentaban muchas carencias sanitarias. Se encontraron con cardiopatías incipientes o bien establecidas, pero pasibles de ser tratadas con medicación.
Con la finalidad de que se evite la progresión de las cardiopatías instaladas, consideraron de fundamental importancia que se brinde atención primaria a través de agentes sanitarios, controles médicos periódicos, suministro de medicación en forma sostenida y acción sanitaria directa.
La evaluación demostró que muy pocos pacientes se encontraban previamente medicados. Sin embargo, luego de la evaluación un elevado porcentaje se retiró medicado. La amplia brecha entre los escasos pobladores medicados previamente y los pacientes que se retiraron medicados con posterioridad a ser examinados demostró, con objetividad y elocuentemente, que la atención primaria en salud es claramente deficitaria.
También se detectó una elevada presencia de otras patologías no relacionadas con la cardiología o con repercusiones secundarias en el corazón. Esto también tuvo relación con el deficitario estado sanitario de la población evaluada.
El gran fracaso del sistema se puede sintetizar en el fracaso en la tarea de control del vector. La presencia de serología positiva en niños resalta los gruesos y profundos defectos de los programas de control del vector (fumigación y vigilancia epidemiológica).
Esta grave situación se corrobora con las serologías positivas de niños/adolescentes del total del universo evaluado de las diferentes localidades.
Todos y cada uno de los casos evaluados claramente revelan el gran fracaso del sistema sanitario y las responsabilidades que en distintos grados le cabe a los funcionarios y a quiénes integran los distintos cuadros o niveles de decisión de las estructuras armadas en el sector público.
La existencia de casos específicos de niños/adolescentes con serología positiva reflejan claramente la deficitaria acción sobre el control del vector.
En cualquier caso, triunfaron las enfermedades. Todavía no se comprende que la salud es el correlato de la vida. Por lo tanto, el sistema sanitario no apuesta a la vida.
Mientras tanto, la publicidad oficial hace felices y pone contentos a la dirigencia política, a los funcionarios y a los burócratas. Nos hacen creer que todo está bien y que se pone el máximo empeño por el bienestar general".
